El agente de la Policía Nacional en situación de jubilado que asistió el alumbramiento de una joven de 18 años este pasado sábado en un bar cercano al Hospital Materno Infantil de Jaén ha asegurado que "no solo no dudó en atenderla, sino que lo primero que hizo fue quitarse la chaqueta y remangarse" para poder ayudarla. Así lo ha manifestado este martes en rueda de prensa al ser preguntado por su actitud al encontrarse con tal situación.
El exagente, que ha ejercido su profesión durante más de 30 años, ha explicado las dificultades a las que se enfrentó en el parto, si bien "venía de nalgas" e, incluso, temió por la vida del bebé una vez que salió del vientre materno. Según ha indicado junto al portavoz de la Policía en Jaén, Diego Moya, "estaba morado y no lloraba, me temí lo peor". Sin embargo, poco después "tuvo una especie de hipo", momento en el que gritó "¡que está vivo!" sintiendo "una alegría inmensa".
Asimismo, se ha referido a que a continuación procedió a quitarse los cordones para quitar el cordón umbilical, aunque en ese instante escuchó la sirena de una ambulancia y a partir de ahí un enfermero entró al establecimiento y se hizo cargo del niño. "Fue una sensación preciosa, pero estresante porque no sabía lo que iba a pasar, cuando vi que el bebé reaccionaba fue bonito". Al respecto, ha comentado que lo vivió más intensamente porque "ha sido abuelo hace mes y medio".
El agente de la Policía jubilado, que a su vez es padre e hijo de policías, ha mencionado también que fue "lo más difícil de su carrera", toda vez que había realizado cursos de primeros auxilios y "se había reciclado en la comisaría" en cuanto a conocimientos pero después "hay que aplicarlo" y "jamás" se había enfrentado a un caso similar, ha manifestado. En todo caso, ha señalado que "el protagonista es el niño, que es el que ha nacido". Así, ha añadido que este mismo lunes ha visto a la madre, que está junto a su pareja "emocionadísima".
El hombre se encontraba desayunando junto a su hijo en la cafetería cuando una pareja solicitó la ayuda de los que allí se encontraba. A pesar de su situación administrativo, no dudó en atender a la madre y tomar entre sus brazos al recién nacido, al que salvó la vida después de realizar los ejercicios de atención en un parto aprendidos 20 años antes en la Escuela de Policía.
