Hemos pasado el Primero de Mayo, conocemos los insoportables niveles de paro, temporalidad y precariedad laboral de Jaén y, aún así, todas las propuestas que escuchamos en esta nueva campaña electoral son más de lo mismo o peor: cuando los prometen crear empleo o crecimiento económico, ya no es que no sepan cómo hacerlo; es que ni siquiera se creen sus propias palabras.
Quizás por eso, es de agradecer que alguien diga lo que piensa, como la candidata del PP Díaz Ayuso, al exponer que “hablar de empleo basura me parece ofensivo para el que está deseando tener ese empleo basura”. Es algo que he escuchado a más de un empresario y político de Jaén al exponer que el nuevo centro comercial destruirá trabajo de calidad y creará solo empleo precario: "un mal trabajo es preferible a no tener trabajo", dicen. Desconozco la experiencia de quien pronuncia semejante frase pero veamos por qué se dice.
Sabemos que ahora los jóvenes tienen
mejor formación pero peores empleos que sus padres y que esta precariedad ya no es el inicio de una carrera sino la norma de la vida laboral de las nuevas generaciones. Esta situación generalizada tiene muchas consecuencias, como la dificultad para construir un proyecto de vida en Jaén (emanciparse, tener hijos, etc.), para llegar a fin de mes, para proveer de un futuro a los hijos, etc. También la tiene sobre sus padres, al tener que compartir salarios, pensiones y ayudas con hijos y nietos. Y también para la sociedad, con una generación que se hace adulta sin poder acceder a bienes de consumo que eran la base económica de nuestro modelo (vivienda, automóvil, etc.) y con un poder adquisitivo mucho menor.
Así, mucha gente vive con una permanente sensación de pérdida de control sobre sus vidas. Para compensar, nos ofrecen "falsas soluciones": el emprendimiento (o la ilusoria forma de controlar tu trabajo, que desaparece cuando se acumulan las facturas) y la autoayuda conformista, que te aconseja que en lugar de cambiar lo que no controlas, te conformes y te cambies tú mismo. Es decir, ante la inseguridad de nuestras vidas, olvidemos la responsabilidad de empresas y políticos que crean estas condiciones laborales y culpémonos por no conseguir un mejor trabajo o por desear uno basura.
La realidad es que si no cambiamos a los responsables, llegará un momento en que estos “trabajos basura” serán la norma y solo unos pocos privilegiados podrán tener el trabajo que te permite controlar tu propia vida. Pensemos en ello cuando vayamos a votar.