Marina Heredia (Jaén, 1965) es presidenta del colectivo ‘Iniciativas, andamios para las ideas’ desde el año 2013 y su inclusión en el movimiento cultural fue algo “sobrevenido”, ante un “durísimo mandato municipal”, que rozaba el “autoritarismo”, que dejaba huérfanos de información a los ciudadanos sobre el modelo de ciudad que se planteaba, especialmente a raíz de la redacción del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Fue lo que le despertó las ganas de llamar a la acción ciudadana y ser partícipe de la defensa y conservación del patrimonio monumental, cultural y natural de esta capital.
Desde entonces, ha conseguido generar un “espacio de debate” y una “actitud vigilante en la ciudadanía”, aunque lamenta que “en esta ciudad todavía no ha habido participación ciudadana”. Siempre a favor de la conservación del patrimonio monumental, de las plazas y calles que dan identidad a la capital, reconoce que “Jaén ha perdido mucho patrimonio”. Dice: “La vorágine inmobiliaria desde los años setenta ha sido tremenda. Hasta entonces, Jaén era la ciudad heredada del siglo XVI. Se ha derribado mucho patrimonio y lo que tenemos, no lo valoramos, quizás porque no se conoce”.
Explica que “Jaén es una ciudad que ha perdido la identidad para quienes han vivido fuera y vuelven”, ya que “los planes urbanísticos que ha habido no han sido muy acertados”. Lamenta el incumplimiento del PEPRI, se muestra incrédula a que en 2020 esté listo el nuevo y recuerda que el Plan Urban del conjunto histórico “nunca se aprovechó”. Señala a las administraciones como “responsables” de la pérdida del patrimonio en muchos casos y de la identidad de lugares como la plaza del Conde y la de Los Rosales, entre otras, y se pregunta qué va a pasar en el solar de Los Uribe o con el Raudal de La Magdalena.
Su colectivo ha llevado a la Administración ante la Fiscalía por el derribo del palacio del Vizconde de Los Villares y por la Casa del Reloj. “La Administración no actuará ya tan a la ligera porque saben que hay una actitud vigilante de la ciudadanía con su patrimonio”, valora.
Reclama a las administraciones el cumplimiento de la Ley con los monumentos protegidos y se pregunta que “de qué sirve la protección jurídica de los bienes, si no hay una protección efectiva de los mismos”.
Pide el cumplimiento de la Ley para la apertura de los monumentos públicos y de titularidad privada, porque la “ciudadanía no puede esperar sólo a la Noche Jahenciana (21 de septiembre) para conocer su patrimonio”. Como defensora del acceso gratuito a la cultura, no concibe el horario de la Catedral. “Es nuestra joya, la pagamos entre todos. Gran parte de la Catedral no se puede visitar en el horario de culto”, alerta.
Ha sido una de las voces que ha hablado cuando nadie decía nada ante los atentados contra el patrimonio. “Ha habido mucho silencio y ha costado despertar a las asociaciones vecinales y a los profesionales y técnicos que tienen algo que decir”, recuerda.
Ella habla alto y claro sobre el conjunto histórico. “El principal problema son los solares abandonados, que han provocado la pérdida de la trama urbana y de la tipología de la vivienda. No hay futuro para el conjunto histórico si no se aborda el problema de la vivienda. Las políticas públicas tienen que revertir la tendencia al abandono de la zona. Hay que hacerlo atractivo a quienes quieren invertir para vivir. Ahora es un gueto y su degradación se está acelerando”, explica.
Quiere una ciudad que “sea moderna y se sienta orgullosa de su pasado”, que recupere el “orgullo de los barrios y no los enfrente” y que “conecte todas las realidades”; un modelo de ciudad que “mire al Jaén consolidado, que ponga en valor su conjunto histórico mirando por los que habitan y no enfocado como un parque temático para el turista”. Le preocupa que “a nivel cultural y de inversión de recursos” se ponga el acento en el Jaén turístico. “Los Cañones no es el Caminito del Rey de Málaga”, advierte, pidiendo una “intervención respetuosa” con un entorno natural que hay que recuperar y conservar. “La ciudad no se contempla sin su privilegiado entorno natural”, valora.
En los últimos tiempos está detectando una “mentalidad más conservacionista” en las intervenciones inmobiliarias. “A quienes quieren conservar, hay que darles facilidades y no retrasar la concesión de licencias”, termina.