El incidente tuvo lugar en la jornada del 1 de junio y la embarcación de la Guardia Civil no podía ser identificada por navegar con el sol de popa. Estos factores crearon una peligrosa situación ya que los buques occidentales que navegan por la zona, incluyendo los españoles, siempre se muestran alerta ante posibles ataques terroristas.
Una de las fuentes citadas por el Gibraltar Chronicle asegura que “navegar a toda velocidad hacia un buque de guerra es una locura”, añadiendo que “es irresponsable y un riesgo increíble”.
En esta ocasión, fue la tripulación de la patrullera HMS Sabre, embarcación de la Royal Navy con base en el Peñón, quien pudo confirmar la identidad de la embarcación española a tiempo de frenar una actuación por parte de la fragata británica, que se encontraba inmersa en un ejercicio antiterrorista antes de poner rumbo al Golfo Pérsico.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores británico confirmó al diario del Peñón que este tipo de situaciones “son tomadas muy en serio”, ya que “el tema aquí es la seguridad”.
El incidente provocó que se emitiera por parte del Ministerio una nota verbal y se abordara el asunto directamente con el Gobierno español.
El incidente en el que se vio involucrada la fragata británica, no fue el único para la patrullera Río Tormes durante la primera semana del mes de junio. En dos ocasiones la citada embarcación de la Guardia Civil se vio involucrada en dos “incursiones en aguas de Gibraltar”, provocando ambas la protesta formal de Reino Unido a España.
El repunte de incidentes llevó al gobernador de Gibraltar, Sir Adrian Jonhs, a solicitar un protocolo de actuación entre las unidades marítimas británicas y españolas que operan dentro y alrededor de las aguas limítrofes al Peñón.