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Cruz Roja repite un año más con sus ‘ángeles de la guarda’

El dispositivo sanitario abarca desde cuestiones banales, como las rozaduras o los cortes, a las paradas cardíacas

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  • Cruz Roja en la Feria

Código 221. “Aviso de lipotimia en la caseta de El Corte Inglés”. Dolores Soria es médico y le queda poco para terminar su turno en el puesto de la Cruz Roja, es su primera Feria de guardia en este dispositivo y la experiencia está siendo positiva. Tras recibirse el aviso, una ambulancia se dirige al recinto ferial. “En cada turno hay un médico y tres enfermeros, es estupendo porque ni un en ingreso hospitalario hay tanta gente y aquí están todos muy preparados”, señala.


Mientras la ambulancia sale (hay tres en total) la facultativo (hay uno en cada uno de los turnos de 8 horas en un servicio que permanece operativo las 24 horas del día), muestra las distintas estancias de un campamento que a simple vista engaña. En total hay dos boxes de primeros auxilios y curas, otros dos de trauma y un último de reanimación. Además del puesto sanitario, se ofrece cobertura en el concurso de Doma y Enganche, concurso Morfológico y en la plaza de toros.

”No es un hospital de campaña pero tenemos de todo”, explica. Y es que efectivamente hay incluso una sala especial para parada cardiorespiratoria, por la que el martes pasó un ciudadano aquejado de una angina de pecho.


A las tres de la tarde, la mañana inusualmente estaba siendo “tranquila”, aunque el día se iría complicando a medida que avanzara la jornada y el Real se llenara de público, y ni que decir tiene que con los toros, donde hay otra ambulancia, en los próximos días la actividad será frenética. En cuanto a las actuaciones, en lo que respecta a la noche y la madrugada, la mayor parte se limitan a atenciones por ingesta de alcohol, mientras que por la mañana una buena parte de las asistencia es a personal de las  casetas que sufren algún corte o quemadura durante su labor. Cualquier atención sanitaria cabe en este puesto próximo a las explanadas de los cacharritos.

Son 14 voluntarios por turno al pie del cañón que aparcan esta fiesta algunas días para atender a los demás, lo cual les honra. El 112  o la Policía les informa in situ o mediante llamada. “Aquí atendemos algo tan banal como una rozadura (reparten tiritas a diestro y siniestro) a un infarto”. También asisten a las familias feriantes y a toda persona que sufra una incidencia, esté o no en la Feria, aunque son los “ángeles de la guarda” de los más feriantes.

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