El Señor del Prendimiento y María Santísima del Desamparo regresaron este pasado sábado a la iglesia de Santiago después de once largos años de ausencia motivada por la clausura al culto del histórico templo jerezano.
La procesión extraordinaria organizada para celebrar esta efeméride no defraudó a los miles de jerezanos que se echaron a la calle, a los que se sumaron además cientos de personas llegadas desde diferentes puntos de la geografía andaluza.
El cortejo partió de la capilla del antiguo asilo de San José al filo de las cinco de la tarde, adentrándose en este primer tramo del itinerario previsto por las entrañas del barrio de Santiago. Así, la calle Nueva o Cantarería tuvieron el privilegio de ser testigos de esta cita con la historia. En tan castizos enclaves no faltaron las saetas, las oraciones cantadas y las petalás al paso tanto del Señor del Prendimiento como de la Virgen del Desamparo.
Posteriormente, la comitiva salió hacia la calle Armas de Santiago para bajar por Taxdirt, tomar hacia Carpinteros y buscar la calle dedicada hace unos años a la memoria de Moraíto Chico. Ante la casa del genial guitarrista -cofrade de la Hermandad del Prendimiento- se vivieron momentos especialmente emotivos.
Una vez en el Arco de Santiago la procesión continuó por la calle Merced, engalanada de punta a punta con guirnaldas de papel y alfombras de sal coloreada. También en este lugar hubo saetas, como la que Joaquín El Zambo dedicó a los titulares de la cofradía desde la sede de la peña Tío José de Paula.
La idea de la hermandad era hacerse presente en la basílica de la Merced antes de que comenzara la eucaristía de las 20.15 horas. Sin embargo, este objetivo no se cumplió, lo que motivó que las puertas del templo de la patrona estuvieran cerradas al paso de la cofradía.
La procesión -que en algunos momentos estuvo precedida de un escuadrón montado del Cuerpo Nacional de Policía- continuó por la plaza de Santa Isabel y la calle Muro, para de nuevo salir a la plaza de Santiago y seguir hacia la calle Ancha, donde se habían concentrado miles de personas.
El cortejo continuó por Ponce, Guadalete y Gaitán, para después subir Porvera en busca de la iglesia de la Victoria, donde la Virgen de la Soledad aguardaba sobre las andas de Santa María de la Merced. Fue sin duda uno de los momentos más brillantes de la noche.
El Señor del Prendimiento y la Virgen del Desamparo pusieron entonces rumbo a Santiago, quedando ambos pasos ante el azulejo del Señor que preside la plaza para escuchar la emotiva plegaria que interpretó Tomasa Guerrero La Macanita.
Justo a continuación llegaría el momento esperado durante más de once años, el que debía devolver al Señor del Prendimiento y a la Virgen del Desamparo al interior de Santiago. Apenas unos minutos después de las dos de la madrugada el templo del apóstol cerró sus puertas tras una procesión extraordinaria que queda ya en la memoria de la ciudad.