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Jerez

"He tenido tiempo de albergar mis esperanzas y situar mis paraísos"

El cantautor portuense Javier Ruibal presenta en el ciclo 'Noches de Bohemia' su último trabajo, 'Paraísos Mejores'

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  • Javier Ruibal -

El reconocido artista gaditano Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, 1955) presenta su nuevo disco, 'Paraísos Mejores', este próximo sábado 13 de julio en el ciclo 'Noches de Bohemia' que organiza el Ayuntamiento de Jerez en el Alcázar de la ciudad. Con las colaboraciones de Juan Luis Guerra, Chico César, Fetén Fetén y la banda de su propio hijo Javi, Glazz, el cantautor y arreglista portuense busca una "eterna aspiración", la que parece no llegar a la hora de superar "viejos y caducos paraísos", con objeto de dar paso a "nuevas esperanzas y anhelos".
A sus 64 años y tras casi cuatro décadas de carrera artística reconoce sentir decepción por un mundo que no avanza, en el que denota mucho egoísmo y revancha, y "pasos para atrás". Sin embargo, su última obra, que mira al futuro, busca dar una vuelta de turca a todo ello y cambiar el paradigma. "Hay que estar cargado de esperanza y el disco así lo propone", dice ilusionado sobre un proyecto íntimo del que se siente especialmente orgulloso.

 

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Viene a Jerez a presentar su último disco, 'Paraísos Mejores'. ¿Cómo definiría este nuevo trabajo?
Es un trabajo ecléctico, abierto, como siempre. Todo lo que yo hago lo compongo con un temperamento muy abierto, experimental, con nuevas músicas, nuevas métricas. Y bueno, estoy muy contento porque el resultado me ha sorprendido. Está producido por Javi Ruibal con un equipo lujoso de artistas y de músicos.

Habla de la eterna aspiración del ser humano a superar viejos y caducos paraísos para dar paso a nuevas esperanzas y anhelos... ¿qué paraíso se le ha quedado caduco y viejo a Javier Ruibal 37 años de carrera?
Algunos que están relacionados con la esperanza, por experiencia y acumulación deseamos vivir una vida mejor, más sostenida, con menos abusos sobre el medio ambiente, con menos abusos sobre el ser humano. En fin, yo tengo ya 64 años y claro, he tenido tiempo de albergar esperanzas y situar mis paraísos en eso que te estoy diciendo. Estas aspiraciones se han ido desvaneciendo con el tiempo porque parece que la experiencia no es un grado y que todavía hay mucho egoísmo y mucha revancha en cuanto a las leyes y la administración de los bienes que son comunes... vamos dando pasos gigantescos hacia atrás. Uno de esos que a mí me caducaron fue ese, el de la esperanza, que las cosas iban a ir mejorando como el que sube una escalera, pero llevamos mucho tiempo bajando peldaños.

Se refiere a el mundo, a la sociedad en general...
Por supuesto. Y de este país, por mirarnos en el espejo más próximo a nosotros. Hay momentos en los que uno siente cierta decepción.

Y eso que ha recalcado que su último trabajo es positivo, ya que busca esa reinvención, ese anhelo perdido...
Claro... la idea es tener más, ir a más, no sólo por deseo sino porque lo merecemos. Tenemos encima de la cabeza una especie de fatalidad judeo-cristiana en la que vivimos con todo eso del sacrificio y de las penitas ahora, mientras que para la otra vida... no, hombre no. Hay que estar cargado de esperanza y el disco así lo propone. Canción a canción, historia a historia, cada personaje tiene su paraíso particular, con un planteamiento siempre positivo y esperanzado.

No sé si caduco, pero... ¿no es Cádiz, pese a las circunstancias, un paraíso viejo pero lleno de esperanza y anhelo?
No, bueno, los lugares siempre son sólo lugares. Son las personas las que hacen que los lugares sean catalogables como lugares de paraíso o de ensoñación. Eso lo tenemos. Todo el sur, en general, y el sur de cualquier parte siempre, una propensión a la fantasía, a fabular y a aspirar grandes cosas. A qué sé yo... una meditación, a una excitación no sólo relacionada con el alma sino también con el conocimiento en el temperamento de los lugares, que son lo que la gente decida hacer con ellos. Yo creo que Cádiz tiene esa ventaja, pero tenemos una desventaja grande que es que económicamente estamos muy poco pujantes. Hay una sangría de emigración pero, por otro lado, nuestro temperamento es bastante vivo y rico, y eso está muy bien porque podemos estar más deprimidos de lo que estamos y eso denota que tenemos un talante muy positivo.

Cuenta con la colaboración de Juan Luis Guerra, Chico César, Fetén Fetén y su hijo Javi como productor y su la banda Glazz. Un elenco rico y diverso.
Sí, los discos se convierten al final en una celebración, cada disco es una nueva celebración. Primero, porque nadie da un duro, ni uno mismo, porque la cosa vaya a continuar y que la imaginación vaya seguir estando de tu parte. Entonces, cuando juntas una colección de canciones que te motivan lo suficiente como para cantarlas, salir por ahí y defenderlas, pues se se convierte en una celebración. Y al contar con amigos e invitados con los que tienes una amistad y complicidad de muchos años basta con que aparezca la canción que lo permita para recrearnos. En el disco hay una historia de africanos que quieren volver a África en un estado de dignidad y con Juan Luis una canción hermosa que es Mi bella navegante en la que uno es faro y puerto escondido y siempre está abierto a exhibirla. La colaboración con Fetén Fetén es una historia de amor eterno, Un sinmorir día a día, llena de reencarnaciones, mientras que Corazón Timbalero es una canción que yo le dedico a Javi, mi hijo. Es muy bonito haberla tocado con su banda, los Glazz, habiendo supervisado y producido además él mismo todo el disco.

Salado, propio, original, fresco. Siempre ha sido algo independiente dentro del mundo de la música, ¿lo busca?
Bueno, yo empecé trabajando con compañías multinacionales que, de alguna forma, cuando yo empecé, daban una estabilidad y una forma de llegar a bastante más público ya que entonces no existían las compañías pequeñas y particulares. El tiempo fue haciendo que las grandes compañías estuvieran en una tendencia meramente industrial como una maquinaria de producción que genere beneficios con una orientación que va en función de la oferta y la demanda...

Al mercado...
Claro, y hacer producciones rentables, incluso internacionalmente más que ir atendiendo al gusto del consumidor inmediato. Entonces aparece la maravillosa posibilidad de emprender una productora pequeña con otras compañías pequeñas y luego me hice mi propia productora, discográfica y editorial, con punto de vista de internet, y bueno... es lo suyo. Lo suyo es no ir contra nadie, pero ser independiente, tener más rentabilidad y saber qué está pasando realmente con lo que publicas, estableciendo además con el público una idea muy inmediata. El público también empatiza así con lo que haces, porque saben que te están financiando directamente tu carrera y no a través de intermediarios.

Algo global, que no sólo se circunscribe al mundo de la música...
Es que la intermediación, las patentes y todas estas cosas, han hecho que una parte de la pequeña producción, y la tarea independiente de consumir cuando uno quiere, crear y hacérselo llegar a la gente, sea más complicado. Incluso las grandes superficies. Que antes el pequeño comercio de nuestra calle o de nuestro barrio, no sólo daba la garantía de que tenías todo a mano y de calidad, sino que además se establecía una relación con nuestro tendero en nuestra tienda de ultramarinos, y lo mantenemos. Y ahora todo eso se ha multiplicado de una manera que ha ido en detrimento de ese trato inmediato y para mí gusto más hermoso y más natural que teníamos antes con la cuestión de los intercambios comerciales.

Presenta el disco dentro del ciclo 'Noches de Bohemia' en el Alcázar de Jerez. ¿Cómo ve el flamenco y qué opina de las nuevas tendencias que le rondan, a veces tan criticadas? ¿Está el flamenco más vivo, más muerto o en continua evolución?
Veo al flamenco más lozano que nunca, vivo, activo, lúcido y nutrido porque cada vez los profesionales saben mejor su oficio y se preparan más. Antes dependía de que en la familia hubiera algún flamenco para ir aprendiendo mientras que ahora no sólo hay una discografía inmediata al alcance de todos, sino que además hay mucho respeto por lo que se hace. Los bailaores y las bailaoras, los cantaores y los guitarristas, todos, van mimando sus trabajos y cantan letras al margen de aquella época en la que se pasaban unas fatiguitas tremendas. Ha habido dignísimos ejemplos, desde los que han tirado del carro hasta los que están ahora. Desde los ilustrísimos Paco, Camarón a Morente, que han ido abriendo un caminito que los nuevos han continuado con responsabilidad. El flamenco no está en peligro, pero, ¿qué ocurre? que la versatilidad y la libertad de creación es grande pero bueno, mejor. Que cada uno haga lo que quiera: si alguien quiere encontrar el flamenco puro, siempre tiene donde encontrarlo; si alguien quiere un híbrido, más lúdico o aflamencado también. Que todo sea libre. Yo he trabajado el flamenco con respeto y ellos me han arropado como uno de los suyos. Está permitido y es lúcido jugar, porque si todo es tan académico y tan puro puede que al final el puro no se lo fume nadie (ríe). Vamos a llevarnos bien y a respetar. Todo va a depender del carácter de cada uno. El flamenco está en un momento de cénit, de cumbre, maravilloso, incomparable y como nunca estuvo.

 

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