La primera víctima de una guerra es siempre la verdad y es lo que nos está ocurriendo porque nos ocultan los datos más evidentes de la pandemia alegando que no quieren meternos miedo. Nos engañan para aliviarnos las penas y eso es falso, tan falso como ellos.
Las estadísticas de enfermos, de afectados y lo que es peor, de los fallecidos, están totalmente trucadas y suben y bajan por razones que desconocemos pero que ellos conocen sobradamente porque son quienes fabrican las propias razones. Juegan con nuestros sentimientos para ocultarnos la realidad. Y la realidad no es otra cosa que no saben que hacer para detener la tragedia, a excepción de presentarnos a diario estadísticas casi siempre comparativas: estamos mejor que otros por lo que no lo hacemos mal sino magníficamente, eso nos dicen.
Nos mienten, y detrás de eso está el desprecio con el que nos tratan. No sabemos más que lo que nos cuentan. No hay previsión alguna que no sea el confinamiento. Ahora la panacea es la mascarilla cuando hace poco más de un mes era superflua y no necesaria. Y parten de la base de que somos nosotros los únicos culpables por no seguir con rigor las improvisaciones del Ministro de Sanidad. Si se te ocurre preguntar, te dicen que estás politizando la pandemia.
Pero ellos siguen. Primero, casi obviaron la mortalidad escandalosa de las residencias de mayores, pero ya eso no vale porque esa bolsa de votos se ha muerto y los que quedan ya no se tragan nada de esta mentiras.
Ahora, acabada la tercera edad como apoyo mediático, tocan LOS JÓVENES, que no hacen nada diferente que no llevaran haciendo años, hace meses o hasta el mismo pico de la pandemia, pero que es ahora cuando nos dicen que se ha vuelto letal. Los jóvenes son, ahora, el foco de la atención mediática de la clase política. Los jóvenes y el ocio nocturno.
Nos están engañando de tal manera que debemos creernos hasta lo que es imposible. Lo de los jóvenes y el ocio nocturno es una buena excusa para fabricar un culpable. Ellos contagian a los mayores,, a las familias, a su entorno.
Pero , ¿Es que antes no contagiaban?. Pues contagiaban igual que ahora, pero no se habían dado cuenta lo fácil que es acusarles.
