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La tribuna de Viva Sevilla

Por el buen camino

El peso del tráfico internacional ha aumentado más de 13 puntos y ya aporta el 46% de la actividad (datos hasta agosto de 2016).

Albert Einstein decía que la crisis trae progresos. Sin ánimo de caer en el símil fácil o de banalizar los efectos de la coyuntura económica que se vive desde mediados de 2008, lo cierto es que esa máxima se ha cumplido en el aeropuerto de Sevilla. El transporte aéreo, como tantos otros sectores, se ha visto obligado a revisar sus esquemas en un entorno especialmente complicado, que propició notables caídas de actividad entre 2012 y 2013. En el caso del aeropuerto, esta revisión se ha traducido en una verdadera transformación de su modelo de crecimiento, y en los últimos años se han sentado las bases para garantizar una mayor sostenibilidad de cara al futuro.

Desde el punto de vista del tráfico, el objetivo primordial era su recuperación, pero sin caer en la mera captación de pasajeros y articulando un esquema de trabajo basado en la diversificación de las compañías aéreas, rutas disponibles y, sobre todo, mercados.

En 2011, cerca del 70% de los usuarios del aeropuerto se movía en conexiones nacionales, algo que lo hacía tremendamente dependiente del mercado doméstico. Desde entonces, el peso del tráfico internacional ha aumentado más de 13 puntos y ya aporta el 46% de la actividad (datos hasta agosto de 2016).


También se ha marcado un hito en cuanto a número de aerolíneas operativas, con el desembarco de verdaderos referentes en el sector europeo, como British Airways y  Lufthansa; se han recuperado e incrementado las conexiones con Alemania;  y se han implantado nuevas rutas, con la consiguiente apertura de más mercados. Por otra parte, la turoperación empieza a despuntar como opción para que el aeropuerto de Sevilla aproveche el potencial de su área de influencia. Gracias a ello, 2016 va camino de convertirse en el mejor año en términos de tráfico del último lustro.


Detrás de cada uno de estos logros hay un enorme trabajo. La toma de decisiones en el sector del transporte aéreo tiene unos ritmos muy medidos. Son necesarias numerosas reuniones con las aerolíneas hasta que una ruta termina de cuajar. No sólo cuentan la capacidad del aeropuerto y la demanda que sea capaz de generar el destino, sino también la estrategia de negocio de las propias compañías.


Desde Aena hemos actuado en varios ejes: bonificaciones tarifarias para aquellas aerolíneas que estrenen rutas –en el caso del aeropuerto de Sevilla, más de un millón y medio de euros entre 2014 y agosto de 2016-; estudios de mercado y casos de negocio con propuestas de posibles conexiones aéreas (en tres años hemos contactado con más de 60 aerolíneas y se han detectado cerca de 40 rutas con un importante recorrido comercial); asistencia a ferias sectoriales de primer nivel; apoyo a la promoción de nuevas rutas e, incluso, ajuste en el precio de algunos de los servicios que se prestan en tierra a las compañías.           

     
En este periplo, ha sido esencial, además, la colaboración con el Ayuntamiento y el resto de las instituciones y entidades locales encargadas de la promoción turística y de negocios de Sevilla.  
La otra vertiente en la que se ha venido sustentando el cambio de nuestro modelo de crecimiento es la calidad. Hace dos años lanzamos un plan con un centenar de medidas destinadas a ofrecer a los viajeros la mejor experiencia posible a su paso por el aeropuerto.

En ese marco, se ha renovado la oferta comercial del edificio terminal; se está revisando la de restauración; se ha ampliado el filtro de pasajeros y se han renovado los mostradores de facturación; hemos abierto una sala VIP; se ha instalado una zona de juegos para los más pequeños; estamos sustituyendo las bancadas y ha arrancado un proyecto para reformar todas las salas de embarque, entre otras muchas iniciativas acometidas (y por llegar).


Estamos en el buen camino. Nos queda un trecho largo por recorrer y en el que seguir trabajando, pero el esfuerzo que todos hemos realizado estos años atrás nos ha proporcionado los mimbres para mirar al futuro con optimismo y entusiasmo. Así que, a por ello.

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