Málaga es, junto a Cádiz, la provincia española con más destrucción en su primera línea de costa. Así lo han destacado Greenpeace y el Observatorio de la Sostenibilidad que este lunes presentaron en rueda de prensa a bordo del barco de la organización ecologista MY Esperanza atracado en Málaga, su informe sobre el estado actual de la costa española y las tendencias en las zonas libres de ladrillo más codiciadas.
No desaparece el ansia por ocupar los primeros kilómetros de las costasDel mismo se deduce que Málaga, con un 74,9% de su ribera de osta pública destruida (el porcentaje más alto de toda España) está a la cabeza por encima de Cádiz (69,1%), Granada (36,7) y Almería (28,1). Y eso pese a que la provincia malagueña tiene un 16,9% de su superficie costera protegida, lo que supone 27.189 hectáreas terrestres y 66.483 de superficie marina. En el otro lado, la estadística dice que con 32.985 hectáreas (el 20%) del total, es la tercera provincia nacional más construida en términos absolutos.
Según Greenpeace, el Dominio Público Marítimo Terrestre (DPMT) modificado por el ser humano pasó de 38 kilómetros en 1987 (antes de promulgarse la Ley de Costas de un año después) a 131 kilómetros 34 años después. El porcentaje artificial es del 75%, también el primero más alto de toda España.
En cuanto a la presión urbanística en la costa, el informe asegura que Málaga tiene dos sectores muy diferenciados: los dos tercios más occidentales presentan un cordón litoral urbano casi continuo desde la capital hasta el límite provincial con Cádiz, con densidad y extensión máxima en Málaga y Marbella; a oriente, con la salvedad del entorno de Vélez-Málaga, la urbanización costera presenta algunos huecos mayores.
Pedregalejo
Greenpeace sitúa uno de los puntos insostenibles en la propia capital, “y está eximido de cumplir las disposiciones relativas al DPMT”: se trata de “la playa de El Palo, en el barrio de Pedregalejo”, un tramo de costa “donde predominan los procesos erosivos y en el que se han construido hasta un total de 13 diques perpendiculares para retener la arena”. Sobre esta playa, “de carácter totalmente artificial” se encuentra una larga hilera de casas bajas, justo antes de la calle Bolivia y la avenida Salvador Allende, y detrás de ellas se levantan “las habituales murallas urbanas de la Costa Mediterránea más turística”. Según Greenpeace, la primera línea de estas construcciones ha sido indultada, tiene 1.700 metros de longitud y hay una pequeña superficie accesoria también indultada más hacia occidente.
La Costa del Sol es, según el Observatorio, una de las más transformadas de todo el litoral español, con numerosos kilómetros de edificaciones ininterrumpidas, que configuran “una gran fachada de cemento” sobre el litoral y convierten esta zona “probablemente” en la más edificada de todo el Mediterráneo, con cientos de edificaciones ilegales en Estepona, Manilva, Marbella y Benalmádena, a demás de camping y edificaciones temporales como chiringuitos. Por eso advierten, que de seguir la tendencia actual, en tan solo 32 años el litoral quedaría totalmente colmatado. En cuanto a las zonas de más presión en el futuro, el informe pone el acento en Torre del Mar.
El riesgo se llama cambio climático
Greenpeace advierte de que uno de los mayores peligros del aumento exponencial de la construcción se deriva del cambio global y la mayor exposición a inundaciones y torrentes.
Un indulto que no se entiende bien
Pedregalejo es uno de los espacios amnistiados y que queda fuera de protección con la nueva Ley de Costas. Tiene por ello especial riesgo de inundación. De ahí la importancia de los 500 metros.