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El jardín de Bomarzo

Por un camino perdido

Ahora que en nuestras vidas ha entrado el VAR revolucionando el concepto del arbitraje, habría que meditar la conveniencia de instalarlo en otros aspectos

Publicado: 06/07/2018 ·
12:09
· Actualizado: 06/07/2018 · 12:09
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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Ahora que en nuestras vidas ha entrado de manera súbita el VAR revolucionando el concepto del arbitraje, habría que meditar la conveniencia de instalarlo en otros aspectos de la vida de manera que siempre y cuando fuese necesario pudiésemos dibujar un cuadrado en el aire y, stop, solicitar el VAR. Hay tantas situaciones de orden político en sesiones plenarias, tantas promesas en campaña que después quedan en nada, tanta evasiva gramatical usada con destreza de manera medida, tanta, en definitiva, triquiñuela en el área para engañar, o al menos confundir, al incauto ciudadano que, stop, cuadrado al aire y VAR. Uno rápido que sonroje al esquivo y le quite las ganas de prometer lo que a sabiendas sabe que no cumplirá. Un imposible, ya.

Andalucía. El barómetro de opinión publicado por Publicaciones del Sur esta semana en base a más de 3.500 muestras en las ocho provincias andaluzas e iniciado cuatro días después de que prosperase la moción de censura presentada por Pedro Sánchez refleja una situación que por esperada no deja de ser sorprendente. Todos los caminos señalan a que la presidente Díaz adelantará elecciones para este otoño pese a las veces que ha negado la idea porque el momento para alcanzar su objetivo parece idóneo; dobla al PP, que pese a que empate en escaños con Ciudadanos se deja adelantar por estos en intención de voto y ambas formaciones quedan aún lejos de sumar mayoría. Además, pilla a Izquierda Unida y Podemos en fase de fusión y en la duda de no saber si la misma la liderará Teresa Rodríguez o Antonio Maíllo y de si se llamará Adelante Andalucía, Unidos Podemos Izquierda Unida o de otro modo. 

Pero además al PSOE-A tampoco le interesa dejar pasar demasiado tiempo a que la gente de Pedro Sánchez contra Díaz a través de Gómez de Celis y de su fiel Toscano en Andalucía tomen cuerpo y sumen adeptos, tampoco que los acuerdos pos moción como acercar presos a Cataluña o País Vasco y darle el control de la RTVE a Pablo Iglesias resten el brillo a la marca que de entrada le ha dado tanto la moción prosperada como el nombramiento de un gobierno aplaudido por casi todos -ya se verá si tan eficaz como efectista-. Con los datos de esta encuesta -47 escaños PSOE, 23 Ciudadanos, 23 PP y 16 Unidos Podemos para un parlamento de 109 asientos-, que ratifica otras de carácter interno, más todos los elementos expuestos, lo razonable es adelanto para otoño y veremos de aquí entonces si el PP coge vuelo tras el salto al abismo en el que actualmente está. Solo Ciudadanos mantiene el tipo, sobre todo por lo que pierde el PP. Tampoco le interesa esperar más por la esperada para final de año sentencia del caso de los EREs, que está sentando en el banquillo a toda una época socialista en la Junta y que supondría un lastre añadido en campaña porque la oposición la usaría, como es lógico, para erosionar al PSOE-A con idéntica virulencia a como todos atizaron al PP en Madrid por Gürtel.

La tensión interna en base a los nombramientos, por otra parte, ha llegado a las provincias. Por ejemplo en la de Cádiz el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Fran González, ha logrado colocar a dos concejales suyos tanto al frente de la Subdelegación del Gobierno, José Pacheco, como al Delegado Estatal de Zona Franca en la figura de María Victoria Rodríguez Machuca y lo ha hecho para afianzar su candidatura en Cádiz y para convertirse, de este modo, en referente de la provincia frente al aparato representado por la actual presidente de la Diputación de Cádiz, Irene García, a quien por diferentes cuestiones se le acumulan focos de conflicto como el creciente y mencionado de Cádiz, el ancestral de Chiclana, el soterrado pero por todos bien conocido de Jerez, el histórico de San Fernando... A su favor, dos cosas: el congreso que la refrendó como secretaria general lo sacó recientemente con nota y a su principal adversario, el PP, las cosas les va infinitamente peor.

En el Partido Popular, de hecho, no están ni para hojear encuestas con el estallido interno que ha provocado el proceso de designación de presidente y que conlleva unas luchas para las que en absoluto están hechos. Los 3.184 compromisarios que deben elegir entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado el próximo 21 del presente eligen entre un modelo de PP más moderado, progresista y tumbado al centro que propone Soraya frente a otro revestido de juventud pero más de la vieja escuela, de la derecha de Mayor Oreja y que es el que defiende el discurso de un Pablo Casado hoy eufórico porque sabe que la de este jueves ha sido una dulce derrota. Lo probable es que a él se sumen los pocos compromisarios de Margallo y los muchos de Cospedal, que por inercia siempre se situarán frente a su íntima enemiga Soraya, que saborea su amarga victoria pidiendo respeto a la lista más votada e integración porque sabe bien que el aluvión de Casado puede tornarse imparable en el próximo congreso. De hecho, hoy todo hace indicar que así será.

Soraya ganó gracias a los 5.600 votos cosechados en Andalucía frente a los 2.900 de Cospedal y los 1.600 de Casado. La dirección regional del PP-A ha batallado a conciencia por Soraya y, junto a ella, Javier Arenas y Antonio Sanz, que tras entrar en el Senado por Toni Martín forma parte de la campaña de Soraya a nivel nacional. Las presiones esta semana han sido brutales, en todo caso nada comparables con las que van a ser de aquí al congreso para sumar compromisarios porque saben que Casado no va a renunciar y pese a que Soraya cuenta con el apoyo de la mayor parte de los compromisarios natos, que son los senadores y parlamentarios, el entorno de Cospedal se puede sumar a la candidatura de Casado y eso dejaría al sorayismo tiritando. Mucho más si a Casado termina por sumarse Feijóo y, con él, Galicia. 

En la provincia de Cádiz Soraya logró 749 votos y con ella han estado, al margen de Sanz, Landaluce y es de suponer que Teófila por su buena relación con Báñez, mientras que Casado alcanzó los 210 votos gracias al respaldo, sobre todo, del alcalde de Vejer, Pepe Ortiz, y de la agrupación de San Fernando, donde ha ganado. Se entiende que el ex presidente de Diputación Pepe Loaiza ha sido neutral, ejem, aunque su máxima persona de confianza, Daniel Barea, pidió el voto a la militancia de Jerez para ser compromisario por Casado para disgusto de la jerarquía popular jerezana; Cospedal se quedó en 187 votos en la provincia, de los cuales 128 fueron en Jerez porque Pelayo y Saldaña se posicionaron junto a quien ha quedado descartada por los militantes.

Se sabe, por lo demás, que Rajoy pasó parte de la jornada del jueves haciendo senderismo por un camino perdido en los montes de Santa Pola. Seguramente braceando con ritmo garboso, es probable incluso que con media sonrisa en el rostro satisfecho porque a él las cuentas le han terminado por salir.

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