Un centenar de personas, entre trabajadoras, usuarios, sindicatos (CGT y CCOO) y representantes de partidos políticos (PSOE, IU, Ciudadanos y Partido Vecinal por Fuengirola), se concentraron durante la mañana del lunes en la plaza de España de Fuengirola a favor de las auxiliares de ayuda a domicilio del Servicio Andaluz de Dependencia (SAD), que trabajan en este municipio malagueño.
Este servicio, que está financiado con dinero público, lo gestiona la empresa Clece en esta localidad. Precisamente, uno de los puntos más demandados es la municipalización del servicio. Según una de las trabajadoras de esta empresa, presente en la concentración, Clece “tendría que haber dejado de dar el servicio en abril de este año, pero el Ayuntamiento lo ha prorrogado durante un año más, y puede hacerlo hasta 2021”.
Estas empleadas, que cuidan a diario de mayores y enfermos, aseguran que su objetivo es “dignificar nuestra profesión, ya que consideramos que somos un pilar en la sociedad”, al tiempo que explican que están “enfermas” por su trabajo y se incumplen sus derechos.
Así, explican que la responsable del servicio “no respeta a todo el personal el descanso semanal de 48 horas consecutivas; no facilita los uniformes en su totalidad; no hay control de presencia, incumple el desplazamiento, como tiempo efectivo de trabajo, de forma trimestral; no existe el tiempo de desconexión del trabajo, ya que nos llaman en horas de descanso diciéndonos que es para servicios de urgencia, sin abonar el plus de disponibilidad presente en nuestro convenio”.
Por todo ello, a nivel local y regional, piden la municipalización del servicio, que se reconozcan las enfermedades laborales y que se adelante la edad de jubilación para unas empleadas que, siendo aún jóvenes necesitan medicarse para poder ejercer su trabajo.
Por su parte, en encuentros entre el comité de empresa y la alcaldesa de Fuengirola, Ana Mula, no han llegado a ningún acuerdo. “La alcaldesa lo único que nos ha dicho es que denunciemos a la empresa”, afirman. ¿El próximo paso? Una huelga para que se reconozcan, por fin, sus derechos.