La vicepresidenta segunda de la Asociación de Peluquería y Belleza de Málaga y Provincia (Apebema), Mayca Campoy, ha admitido que la actividad en estos negocios durante la primera semana de trabajo, después de casi dos meses de cierre provocado por el estado de alarma derivado de la pandemia del COVID-19, no está siendo rentable, fundamentalmente por la imposibilidad de atender a más de un cliente por trabajador.
A ello se suma el hecho de no haber pasado desde este pasado lunes a la fase 1 del plan de desescalada en la provincia de Málaga, por lo que la movilidad tiene que ser en el mismo municipio: "Esta semana es muy rara porque muchos teníamos programados servicios para clientes que vienen de otros puntos de la provincia. La gente busca un servicio especial y si lo encuentras en un centro que está a 20 minutos de tu casa, coges el coche y vas pero ahora no se puede".
"Nos han dejado en la fase cero y la situación es muy complicada", ha admitido Campoy, quien ha explicado a Europa Press que el hecho de tener a un cliente por trabajador y no intercalar con otros hasta que no se acabe con el anterior "no es nada rentable; son más horas en el salón y muchas horas muertas, por decirlo de alguna manera. He tenido una cliente que ha llegado hoy a las once de la mañana y hemos acabado a las dos" al ser servicios que requieren de mayor tiempo y entre los cuales, en condiciones normales, se podía atender a otro cliente para un peinado o para un corte y peinado.
"Entre un color metíamos un peinado pero ahora muchos clientes lo que demandan es el color porque tienen canas de dos o tres meses o porque se han hecho destrozos en casa durante la cuarentena, que también los hay", ha añadido Campoy.
Según la vicepresidenta segunda de Apebema, "cuando se escucha de que las peluquerías tienen listas de espera de tres semanas e incluso citas cogidas para todo el verano es porque no nos podemos arriesgar". "En echar el color a una clienta tardas hora y media y si es un servicio de mechas o un cambio de color completo la cosa se retrasa más", ha especificado.
En la fase 1, que espera que entre en marcha en Málaga el próximo lunes, "según dice el Gobierno se permite el 30 por ciento del aforo pero nos siguen diciendo un cliente por profesional de principio a fin, sin intercalar" aunque no lo tienen del todo claro. Esto, ha admitido, les genera "incertidumbre": "Hemos pedido que nos lo aclaren pero nos saltan por peteneras, hay un vacío y estamos esperando que salga una normativa clara", ha lamentado esta profesional de la peluquería y belleza de Málaga.
SEGURIDAD Y TRABAJADORES
Mayca Campoy ha añadido que las protecciones que llevan los peluqueros, en muchos casos, son protocolos que ellos han considerado, como el añadir pantallas protectoras por encima de las mascarillas. "Oficialmente solo nos han dicho mascarilla, guantes y la distancia de seguridad de dos metros pero en salones pequeños donde tienen que trabajar dos o tres el propio gremio se ha encargado de fijar sus medidas", ha dicho, destacando el alto grado de cumplimiento por parte de las peluquerías y centros de belleza de Málaga, "también por nuestra propia seguridad", añade.
Respecto a la situación de los trabajadores de estos negocios, Mayca Campoy ha apuntado que la mayoría de compañeros siguen manteniendo a sus empleados en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), "al tener que trabajar a menos rendimiento, no es ni casi rentable así".
En este sentido, ha puesto como ejemplo su propio salón, donde "tengo cinco clientes máximo al día porque no doy abasto y no es posible sacar a trabajadores del ERTE porque no es posible". Algunos centros de peluquería y belleza más grandes sí han sacado a más personal pero no está siendo lo normal: "Hay muchos gastos, mucha incertidumbre y poco aforo. Nos han lanzado a trabajar pero son muchas horas para tan poco rendimiento económico" debido a las normas para ejercer esta labor.