El Ayuntamiento mejorará la seguridad vial y la fluidez del tráfico en el cruce de la zona de Las Palmeras y dará una solución definitiva a una actuación recomendada desde hace 22 años.
El concejal de Movilidad, Miguel Díaz, ha explicado que en 1992 el Equipo de Gobierno determinó que todo el tráfico de camiones se desviara por la circunvalación urbana de Marbella evitando pasar por la travesía (Ricardo Soriano, Ramón y Cajal y Severo Ochoa) a la espera de que finalizaran las obras de la Autovía A-7.
Dicha medida obligó a realizar un ordenamiento circunstancial que debería ser reversible. “Eso no ocurrió y pasados 22 años hemos tomado esta iniciativa de reordenamiento del cruce de Las Palmeras de tal forma que mejoramos la fluidez y aumentamos la seguridad vial de la intersección”, ha señalado Díaz.
Los trabajos, que han comenzado hoy, se prolongarán hasta el día 21 de diciembre y se suman a las actuaciones ya realizadas por parte de la concejalía de Movilidad en el marco del circuito semafórico de la denominada ‘Onda Verde’.
“Continuamos las actuaciones en este entorno que precisaba de estas mejoras, ya que en el mismo se encuentran equipamientos como la guardería municipal, el parque Vigil de Quiñones o el Polideportivo Paco Cantos, así como zonas residenciales”, ha señalado el edil, quien ha estado acompañado del gerente de la empresa Sociedad Ibérica de Construcciones Eléctricas (SICE), Antonio Jesús Cuevas, adjudicataria del mantenimiento y gestión semafórica del municipio.
Díaz ha detallado que “se va a regular el tráfico de un modo mucho más coherente, concentrando la circulación (tanto en sentido ascendente como descendente) en la zona central de las dos isletas existentes, mientras que las zonas exteriores de las mismas “quedarán para realizar los giros o los cambios de sentido”.
Por otra parte, el concejal ha anunciado que la próxima actuación será “continuar con el mismo modelo de reordenación de la movilidad de la avenida Cánovas del Castillo, desde el mismo cruce de las Palmeras hasta su intersección con la plaza Rodrigo Bocanegra (“pirulí”).
