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Obama, dispuesto a trabajar con republicanos para evitar el 'abismo fiscal'

Está dispuesto a trabajar con los legisladores republicanos y demócratas para llegar a un acuerdo capaz de evitar el 'abismo fiscal', según ha informado este jueves la Casa Blanca en un comunicado, tras el fracaso de la propuesta republicana, el 'Plan B', en la Cámara de Representantes

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  • Obama -

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está dispuesto a trabajar con los legisladores republicanos y demócratas para llegar a un acuerdo capaz de evitar el 'abismo fiscal', según ha informado este jueves la Casa Blanca en un comunicado, tras el fracaso de la propuesta republicana, el 'Plan B', en la Cámara de Representantes.

   "El presidente trabajará con el Congreso para conseguirlo y confiamos en que seamos capaces de encontrar rápidamente una solución bipartidista para proteger a la clase media y a nuestra economía", ha dicho el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en un comunicado difundido este jueves.

   El Gobierno se ha pronunciado después de que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, haya tenido que suspender la votación que se estaba celebrando en la sede legislativa sobre dicho proyecto de ley por no contar con apoyos suficientes, a pesar de que el partido opositor ostenta la mayoría en la cámara baja.

   No obstante, una fuente republicana ha revelado a Reuters que la votación en la Cámara de Representantes podría repetirse el próximo 27 de diciembre, ya que el proyecto de ley se encontraba "a unos pocos votos" de los necesarios para ser aprobado y "la inmensa mayoría (de sus miembros)" apoya a Boehner".

   La cámara baja se disponía a votar un proyecto de ley para subir los tributos a las familias estadounidenses que ingresen más de un millón de dólares anuales (756.177 euros) y extender las exenciones fiscales, excepto para un uno por ciento de la población.

   La cancelación de la votación en la Cámara de Representantes supone un varapalo político para Boehner, el autor intelectual del 'Plan B', que había expresado su confianza en que los legisladores republicanos le acompañarían en su pulso económico a la Casa Blanca.

   Ayer, el director de Comunicación de la residencia presidencial, Dan Pfeiffer, ya advirtió de que Obama vetaría la norma jurídica, en el caso de que consiguiera el visto bueno de la Cámara de Representantes y del Senado, al considerar que no es una propuesta "equilibrada".

   El 'Plan B' consiste en aceptar una gran subida tributaria para quienes ganen más de un millón de dólares al año y aplicar otra más moderada al resto de contribuyentes, así como eliminar las deducciones fiscales, de las que se beneficia, sobre todo, la clase media.

   Obama, por su parte, ha propuesto aumentar los ingresos en 1,2 billones de dólares (un billón de euros) gracias, sobre todo, a una subida tributaria y reducir el gasto en 930.000 millones de dólares (706.000 millones de euros), principalmente, aplicando un porcentaje reducido de la inflación a los programas sociales del Gobierno.

   Ambas propuestas suponen un avance respecto a las posiciones iniciales de demócratas y republicanos, ya que los primeros abogaban por aplicar una gran subida tributaria a quienes ganen más de 250.000 dólares anuales (188.993 euros), sin tocar los impuestos a la clase media ni los programas sociales, y los segundos se oponían firmemente a cualquier aumento fiscal para la clase alta.

   Así las cosas, la batalla entre Gobierno y oposición se centra en determinar la cifra de ingresos anuales a partir de la cual se aplicará la gran subida tributaria. Obama ha aceptado elevarla desde 250.000 dólares a 400.000 dólares (302.389 euros) anuales, pero los republicanos siguen obcecados en el millón de dólares anuales.

   El Gobierno y los legisladores estadounidenses --tanto demócratas como republicanos-- están obligados a llegar a un acuerdo antes del próximo 31 de diciembre, cuando expiran las exenciones fiscales aprobadas durante el Gobierno de George W. Bush.

   De sucumbir al 'abismo fiscal', el 1 de enero de 2013 entrarían en vigor, en virtud de un automatismo, una serie de impuestos --cuya cuantía total asciende a 600.000 millones de dólares (462.000 millones de euros)-- que llevaría a la economía estadounidense a otra recesión.

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