Horas antes de recogerlo, se mostraba “nerviosa” y confesaba a Efe que había dormido “tan sólo un par de horas”, porque esto supone “un broche maravilloso” a un año en el que ha obtenido su primer Goya de la mano de Gracia Querejeta y sus Siete mesas de billar francés, rodaba Tetro con Francis Ford Coppola y volvía al teatro junto a Aitana Sánchez-Gijón, a las órdenes de Tamzin Townsend. Cuando la presidenta de la academia, Ángeles González-Sinde, la llamó hace un par de meses para ofrecerle la medalla, se quedó “fría y cortada”.
“Por supuesto que la acepté, pero con el vértigo y el miedo de pensar en todos mis predecesores, nombres como los de Fernando Fernán-Gómez, Querejeta o Concha Velasco, con los que he trabajado y a los que admiro”, explicó la actriz.
Nacida en 1970, comenzó su carrera en el cine a los quince años con El sueño de Tánger del desaparecido Ricardo Franco, un director que para Maribel Verdú, “fue lo más”. “Se que esté donde esté estará feliz por este premio”, explicaba la actriz, que rodó más tarde con él La buena estrella.
Con una carrera en la que figuran títulos como Amantes, de Vicente Aranda; La Celestina, de Gerardo Vera; Oviedo express, de Gonzalo Suárez; El laberinto del Fauno, de Guillermo del Toro, o Y tu mamá también, del mexicano Alfonso Cuarón; acaba de terminar el rodaje de Tetro, de Ford Coppola, junto a Carmen Maura.
“Esta semana ha estado Coppola en Madrid doblando algunas de las escenas, incluso ha venido al teatro a verme. Tengo que decir que es un ser excepcional, y como con todos los grandes, con él es muy sencillo trabajar, porque crea a su alrededor un ambiente delicioso”, relató la actriz.