Estados Unidos ha dado muestras de buena salud económica en el primer año de gobierno del presidente Donald Trump, quien no se ha cansado de recordarlo, con un crecimiento acelerado al 3 % anual y un desempleo que ha continuado su progresivo descenso y se encuentra en el 4,1 %.
"Las cosas van realmente bien para la economía. El mercado bursátil registró otro récord, el desempleo está en mínimos de 17 años, y las empresas están regresando a EEUU", proclamó Trump en su cuenta de Twitter.
El Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, encadenó tres récords históricos, y desde comienzos de año ha avanzado un 22 %.
Si bien es cierto que Trump heredó una economía en buen estado de su predecesor, Barack Obama, desde su llegada a la Casa Blanca en enero el ritmo de crecimiento se ha acelerado y el índice de desempleo ha continuado su descenso, pese a encontrarse ya cerca de los niveles considerados de pleno empleo.
La última lectura de evolución del producto interior bruto (PIB) correspondiente al tercer trimestre del año mostró un ritmo anual de expansión del 3,3 %, el mayor en tres años.
Por su parte, el desempleo cerró noviembre en el 4,1 %, la cifra más baja en 17 años, y por debajo del 4,8 % en el que estaba cuando Trump asumió el poder.
Como única mancha se sitúa el escaso aumento en los salarios, que apenas han crecido un 2,5 % en los últimos doce meses, en un panorama en el que la teoría económica subraya que deberían repuntar aupados por el excepcionalmente bajo nivel de desempleo y la dificultad de los empresarios para encontrar trabajadores.
El positivo momento de la primera economía mundial fue ratificado por la Reserva Federal, que esta semana elevó por tercera vez en 2017 los tipos de interés, hasta el rango del 1,25 % y 1,50 %.
"El mercado laboral ha continuado fortaleciéndose y la actividad económica ha estado creciendo a una tasa sólida (...). Me siento bien acerca de las perspectivas económicas", sostuvo Janet Yellen, presidenta del organismo, en una rueda de prensa para comentar el alza en el precio del dinero.
De hecho, el banco central estadounidense elevó sus previsiones de crecimiento para la economía al 2,5 % para 2017 y 2018, frente a los cálculos previos del 2,4 % y 2,1 %, respectivamente.
Asimismo, y después de dudas y sobresaltos iniciales, la propuesta de reforma fiscal impulsada por Trump, que incluye notables recortes de impuestos para empresas y trabajadores, está a punto de ser ratificada por el Congreso.
El plan rebaja el impuesto de sociedades que pagan las empresas del 35 % al 21 %.
Exultante, Trump, que la ha calificado como la mayor de la "historia reciente" de EEUU, asegura que una vez en vigor aportará un impulso adicional al crecimiento económico hasta hacer que llegue al 4 % o 5 % anual, algo no visto en el país en casi dos décadas.
Sobre este punto, Yellen ofreció una cierta dosis de cautela y precisó que la reforma fiscal podría generar "una modesta alza al crecimiento".
Numerosos economistas han expresado su preocupación acerca de si es posible sostener este ritmo de crecimiento.
Es el caso de Larry Summers, ex secretario del Tesoro, quien ha advertido de que la economía está disfrutando de un "subidón de azúcar temporal".
"Es difícil imaginar que con un 4,1 % de desempleo la economía podrá seguir creando alrededor de 200.000 empleos al mes", apuntó el ahora profesor de la Universidad de Harvard en un reciente artículo, y ha remarcado que dada la baja productividad, la economía cuenta con importantes "bolsas de debilidad".
"Desde el lado de la demanda, el crecimiento de este año ha estado marcado en una parte significativa por un incremento de más de 6 billones de dólares en la riqueza de los hogares por el alza en la Bolsa. Incluso si el mercado mantiene su nivel, no se puede esperar aumentos similares de manera regular en el futuro", afirmó Summers.