El presidente de Siria, Bachar al Asad, se enfrentará el próximo día 26 en las urnas al exviceministro de Asuntos Parlamentarios Abdullah Salloum Abdullah y al líder opositor Mahmud Marai, en unos comicios en los que se espera salga reelegido el actual mandatario, en el poder desde 2000.
Varios países, como Estados Unidos y Turquía, valedora de la oposición siria, ya han anunciado que no reconocerán los resultados de las elecciones, que se celebran solo en las áreas controladas por Damasco y a los que solo se puede presentar la oposición interna tolerada, quedando vetados los opositores exiliados.
Un récord de 51 aspirantes, entre ellos siete mujeres por primera vez en la historia, presentaron sus candidaturas ante el Tribunal Constitucional Supremo, pero solo tres de ellos han sido aceptados para la carrera, anunció hoy en una rueda de prensa el presidente de ese órgano, Jihad al Laham.
Por norma, solo podían acceder a la fase definitiva aquellos postulantes que obtuviesen el apoyo de al menos 35 de los 250 legisladores del Parlamento, donde el gubernamental Partido Árabe Socialista Baaz cuanta con una contundente mayoría.
Al Laham explicó que los candidatos rechazados "no cumplían con los requisitos constitucionales y legales", sin entrar en detalles, si bien quienes lo deseen podrán apelar la decisión del Tribunal Constitucional durante un periodo de tres días a partir de mañana martes.
La diáspora siria está llamada a las urnas el 20 de mayo y seis días más tarde lo están los residentes en las zonas de Siria en manos de las fuerzas leales Al Asad, que una década después del inicio del conflicto armado controlan la mayor parte del país a excepción de algunas regiones septentrionales.
¿UNA NUEVA LEGISLATURA?
Todo apunta a que el actual mandatario, nacido en 1965 en Damasco y oftalmólogo de profesión, será reelegido para el puesto que ostenta desde 2000, cuando tomó las riendas del país árabe poco después de la muerte de su padre, Hafez al Asad.
Aquel año y tras un referéndum popular, Bachar al Asad asumió la presidencia siria, y casi simultáneamente también la secretaría general del Partido Árabe Socialista Baaz y la comandancia de las Fuerzas Armadas de la nación árabe.
En total, la familia Al Asad lleva cinco décadas en el poder.
En las últimas elecciones de 2014, cuando por primera vez en medio siglo se presentó a los comicios más de un candidato tras enmendar la Constitución a raíz de las protestas iniciadas en 2011, el dirigente arrasó con el 88,7% de los votos y se hizo con un nuevo mandato.
A finales de mes, Al Asad se disputará una nueva legislatura con Abdullah Salloum Abdullah y Mahmud Marai, en unos comicios que tendrán lugar en medio de un repunte de la pandemia del coronavirus en Siria y un creciente descontento popular por la escasez de productos básicos como pan y combustible.
LA COMPETENCIA
Su contrincante Abdullah, licenciado en Derecho, fue viceministro de Asuntos Parlamentarios, así como diputado en dos ocasiones, entre 2003 y 2007, y 2012 y 2016, por el Partido Socialista Unionista, parte del Frente Nacional Progresista, coalición que cuenta con 13 escaños en el Parlamento.
Aunque en el pasado este aspirante a la presidencia nacido en Alepo (noroeste) en 1956 ocupó algunos cargos de poca responsabilidad en el seno de dicha formación, se presenta a los comicios de forma independiente, pues el Frente ha anunciado que apoyará la candidatura de Al Asad.
Por su parte, Marai, nacido en 1957 en las áreas rurales de Damasco y también licenciado en Derecho, es un líder de la oposición interna tolerada y ha sido secretario general del Frente de Oposición Democrática Siria, entre otros cargos.
Asimismo, ha representado a este sector opositor en las negociaciones auspiciadas por la ONU en Ginebra, donde precisamente está en marcha en la actualidad un diálogo para redactar una nueva Constitución, un capítulo que varios actores han llamado a cerrar antes de celebrar comicios presidenciales en Siria.
La oposición exterior, que participa en ese hasta ahora poco fructífero diálogo constitucional considerado clave para una solución política en Siria, también ha llamado a ilegitimar estas elecciones, a las que las leyes actuales no les permiten presentarse.
Aunque no se ha anunciado la asistencia de observadores internacionales, la Cámara de Siria ha invitado a la cita a delegaciones parlamentarias de 14 países "amigos y hermanos", entre ellos los tres grandes aliados de Al Asad: Rusia, Irán y China.