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Provincia de Cádiz

Réquiem por el campo de la provincia de Cádiz

Agricultores y ganaderos hablan de una “época negra” marcada por la fuerte sequía, los altos costes de producción y las restricciones para regar

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  • Un regante comprueba sus cultivos en la zona de Jerez -

A los agricultores y ganaderos andaluces les cuesta recordar una situación tan difícil como la que viven actualmente. La fuerte sequía que venimos padeciendo los últimos años solo es comparable a la del principio de los años 90 del siglo pasado, cuando ni siquiera podían regar. Pero ni entonces se daba una subida tan grande de los costes de producción: fertilizantes, combustibles, electricidad, piensos… .

“Todo sube, incluidos los costes salariales”, recuerda Miguel Pérez, secretario general de Coag en Cádiz, que añade: “está siendo un final de campaña complicado, estamos viendo que ha sido un año muy corto de agua y el verano está siendo terrible en cuanto a temperaturas”.

Hasta el próximo 30 de octubre, y desde septiembre de 2022, los cultivos de regadío en la Comunidad de Regantes de Guadalcacín se están viendo perjudicados por restricciones de agua del 25% en sus 12.300 hectáreas de cultivo. Esto es, de los 5.033 metros cúbicos asignados por hectárea, los agricultores sólo disponen actualmente de 3.700.

Y habrá que ver de cuánto dispondrán a partir de noviembre, porque la situación es la que es. No llueve y pasear por el embalse de Guadalcacín, el mayor de la provincia, con 800 hectómetros cúbicos de capacidad, ya da miedo. A sábado 26 de agosto, según datos oficiales de la Confederación Hidrográfica, contaba con 156 hectómetros cúbicos, sólo un 19,8% del total que puede embalsar.

Pero es que ni siquiera se salvan cultivos que necesitan poca agua, como el girasol, el trigo o la cebada. “Ya el año pasado sufrieron la fuerte sequía y este año, por eso de que se ha incrementado, esperamos una reducción del 20 al 25 por ciento y ya será del 40% con respecto a un año normal”, señala Alberto Sánchez, director técnico de Asaja-Cádiz, que añade que en cuanto al girasol, su producción será similar a la del año pasado, “pero se ve perjudicada porque los precios están bajando”.

El algodón también ha visto reducir su superficie de cultivo para esta campaña, al igual que la remolacha, a lo que suma que “los rendimientos vuelven a ser muy bajos. El año pasado fue un 35 por ciento menor con respecto a la media y este año volverá a estar en esos valores”, indica Sánchez.

Lo único que se está salvando, explican desde Asaja, es la viña y el olivar súper intensivo. La vendimia ya está prácticamente finalizada a estas alturas de agosto y a falta de datos oficiales se espera que los kilos de uva totales crezcan entre un 10 y un 15 por ciento con respecto al año pasado, algo que tampoco era muy difícil de superar tras un año 2022 con una vendimia en julio obligada por las continuas olas de calor y el muchísimo viento de levante que azotó la provincia. 

En cuanto al olivar de la campiña gaditana “se viene a salvar por el precio. Es joven, súper intensivo y los precios están acompañando”, afirma Alberto Sánchez, que aun así recuerda que otra cosa es el olivar tradicional de la sierra de Cádiz. “Ese sí está perjudicado, porque la producción es nula o insignificante”.

En el sector ganadero tampoco hay mucho bueno que contar. “Está atravesando un año malísimo, sobre todo la ganadería extensiva. No hay pasto en el campo y eso obliga a muchos a buscar suplementos alimenticios, que están caros. La situación es crítica porque llevamos muchos años viendo como están desapareciendo explotaciones y van a seguir desapareciendo. Lo único positivo es que está subiendo el precio de la leche y el de la carne, pero en términos generales el problema es el de la alimentación del ganado”, señala Miguel Pérez, de Coag. En este sentido, Alberto Sánchez añade que, al haber tanto cereal que no ha llegado a grano, se está vendiendo mucho heno a las explotaciones ganaderas, si bien “se está poniendo a precio de oro, cuatro veces su precio habitual”.

Con este panorama, se está haciendo normal ver en los mercados y las grandes superficies precios desorbitados en según qué productos, pero desde Coag recuerdan que “cuando hay picos muy altos de precios, eso no redunda en el campo. Y es verdad que el consumo se ve afectado, caso de la sandía este verano, e igual puede pasar con el aceite de oliva. Pero los precios no suben de una manera proporcional para amortiguar el golpe que estamos sufriendo por las bajada de las producciones”.

Por todo ello, y a pesar de su experiencia, Miguel Pérez afirma que “no recuerdo nada parecido, esta situación va a pasar a la historia como una de las peores. Hablamos de muchos parámetros negativos y vamos a tener que anotar este momento como una época negra para el campo”.

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