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Provincia de Cádiz

La energía eólica marina sopla con fuerza en la costa andaluza

La Asociación Empresarial Eólica estima que, en 2030, podría producir hasta 10.000 megavatios; el Gobierno excluye la zona entre Tarifa y el Cabo San Vicente

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  • El Gobierno acaba de publicar el borrador de la Hoja de Ruta para el Desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar -

Andalucía jugará un papel muy relevante en la ejecución de la Hoja de Ruta para el Desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar en España, cuyo borrador se ha publicado recientemente. Si bien el documento no concreta ni cronograma ni potencia instalada en el conjunto del país (aunque el potencial es enorme, con entre 20 y 25 gigavatios útiles, con más de 4.000 horas de viento aprovechable), Tomás Romagosa, director técnico de la Asociación Empresarial Eólica, estima que, hasta el año 2030, la costa autonómica, incluyendo las zonas de uso prioritario y las de alto potencial, podría producir entre 5.000 y 10.000 megavatios por medio de en torno a 400 aerogeneradores. 

“El documento contiene el planteamiento de un despliegue acelerado en Canarias que permitiría abaratar la factura energética de las islas”, explica, con subastas a partir del próximo año. Aunque “el sistema eléctrico es limitado y solo podría absorber entre 300 y 500 megavatios”, matiza.

Las proyecciones para Asturias y Galicia superan las andaluzas, pero nuestra comunidad es clave para alcanzar los objetivos previstos por la Unión Europea desde finales de esta década y hasta 2050, insiste. No en vano, el litoral autonómico está incluido en tres de las cinco demarcaciones establecidas en los planes de ordenación del espacio marítimo (POEM), que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) sometió a audiencia e información pública durante el pasado mes de junio con el objetivo de “favorecer la coexistencia entre los diferentes usos y actividades en zonas marinas sin comprometer el buen estado ambiental del medio”.

Primeramente, define la demarcación marina levantino‐balear, que incluye la costa que se extiende entre los cabos de Creus y Gata y las islas Baleares, con unos unos 233.000 kilómetros cuadrados; en segundo lugar, dibuja sobre el mapa la demarcación marina del Estrecho y Alborán, desde el cabo Espartel (norte de África) y pasando por el Estrecho de Gibraltar hasta el mar de Alborán, incluyendo las islas Chafarinas, el islote de Perejil, Peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas, la isla de Alborán y las aguas que bañan las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En esta zona apunta dos posibles desarrollos en Granada, uno más en Málaga y otro en Cádiz, frente al litoral de San Roque.

Finalmente, el ministerio determina la demarcación marina sudatlántica, que comprende entre el límite de las aguas jurisdiccionales entre España y Portugal en el Golfo de Cádiz y el meridiano que pasa por el cabo de Espartel (Marruecos). Su margen continental septentrional está delimitado por Tarifa en el Estrecho de Gibraltar, y hacia el oeste por el cabo de San Vicente, en Portugal.El POEM no incluye, sin embargo, ninguna zona viable para el aprovechamiento comercial de la energía eólica por las interacciones constatadas con otras actividades y, sobre todo, “por la imposibilidad de compatibilizar y acomodar el desarrollo de parques eólicos con las actividades de Defensa Nacional”, apunta Romagosa. “Hemos alegado”, informa, porque “consideramos que hay espacio, es posible, y además se trata de una zona de buenos vientos, muy aprovechable” para la industria.

Además, apela igualmente a la tecnología para defender la compatibilidad con otros usos. “En la actualidad existen tres ejemplos de soluciones tecnologicas flotantes, con distintas características (semi-sumergible, spar y barge) que ya han superado la instalación de proyectos precomerciales y han demostrado la madurez tecnológica necesaria para competir en el mercado”, abaratando los costes a entre 80 y 100 euros por megavatio (y se prevé reducirlo aún más, a entre 40 y 60 euros, en 2030). Además, su impacto pasisajístico es mínimo, añade, lo que evitaría el rechazo social que sufrió la actividad hace algo más de una década, con movilización ciudadana y sectorial para tumbar proyectos como el Cruces del Mar, en Chipiona, o Trafalgar, en Vejer, Barbate y Tarifa, por citar solo dos ejemplos en la provincia . “No salió adelante ninguno”.

Los colectivos conservacionistas siguen con lupa todo el procedimiento y valoran, por un lado, la transparencia del Gobierno y, por otro, las facilidades para participar, lo que contrasta radicalmente con el descontrol de los parques fotovoltaicos terrestres. Ecologistas en Acción, no obstante, considera indispensable que cada proyecto se someta a una rigurosa evaluación ambiental y advierte de que la fase de instalación es la más problemática. En este sentido, plantea la necesidad de que el tendido del cableado eléctrico debe minimizar los impactos y hay que evitar la liberación de residuos y vertidos. En cualquier caso, la organización defiende que se excluyan los parques eólicos en las áreas protegidas (Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo -Zepim-, Lugares de Interés Comunitario -LIC-, corredores de cetáceos, zonas de especial protección para las aves y las quince áreas marinas prioritarias), así como reservas marinas de interés pesqueros o bancos marisqueros.

Por otro lado, advierte de la aparición de nuevos actores que repiten las malas prácticas de las grandes empresas energéticas y del total dominio del oligopolio en las ofertas de la subasta. Ante esto, proponen frenar la visión economicista de las subastas, condicionadas por el precio del kilovatio ofertado para la adjudicación final, y facilitar la entrada en subasta de comunidades energéticas y proyectos más pequeños.

Ecologistas en Acción también considera que la fabricación de grandes estructuras podría representar una gran oportunidad para la diversificación del negocio industrial naval. De hecho, algunos de los astilleros y puestos españoles ya están actuando como hubs logísticos y de fabricación, como Navantia, que ha construido en Puerto Real 20 UpperJackets para el parque eólico marino Moray Eas Project, a instalar en aguas británicas del Mar del Norte por el consorcio GeoSea NV & SmuldersProjects Belgium NV, y una plataforma flotante para el parque eólico de Kincardine en Reino Unido.

Precisamente, la Asociación de Energías Renovables de Andalucía (Claner), el Clúster Marítimo Naval de Cádiz y el Clúster Marítimo Marino de Andalucía firmaron a finales de junio un convenio de colaboración para impulsar poryectos de instalaciones eólica marina en la comunidad mediante el fortalecimiento de la industrial naval andaluza unida a la capacidad promotora del sector energético limpio regional, recuerda el director técnico de la Asociación Empresarial Eólica, quien tiene claro la posibilidad de atraer inversiones y consolidar el tejido industrial y de I+D en torno a la actividad.

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