El acusado de asesinar en febrero de 2017 a su sobrino de un tiro en la cabeza en el barrio granadino de Cartuja ha declarado este lunes que no le apuntó directamente, sino que tras una discusión previa con su mujer e hija fue a pedirle explicaciones y su familiar reaccionó "de forma agresiva". "Se tiró para mí como un loco, fui a pegarle con la pistola y accidentalmente ese arma se disparó", ha narrado ante el jurado popular que lo enjuicia en la Audiencia de Granada por estos hechos.
Coincidiendo con el inicio juicio, numerosos familiares del fallecido, que tenía 27 años, se han desplazado este lunes a las puertas de la Real Chancillería de Granada con pancartas para pedir "justicia" y han recibido al acusado entre gritos de "asesino", produciéndose algunos momentos de tensión cuando ha salido del vehículo policial para entrar en el edificio de la Audiencia.
Durante su declaración, L.C.E. alias 'El Chelines' ha explicado que el día de los hechos, en la tarde del 22 de febrero de 2017, recibió varios mensajes de texto en los que se le decía que su mujer y su hija habían recibido una "paliza" de su sobrino político. Así, "irritado", y sin ponerse en contacto antes con ellas, cogió un arma, se montó en el coche y fue a buscarle.
Afirma que fue armado por su propia seguridad porque "cuando vas a una pelea no sabes lo que te puedes esperar", especialmente en un barrio "conflictivo" como el suyo.
"No tenía intención de hacerle daño (...) desde el mismo coche lo podía haber hecho", "yo quería hablar con él" ha dicho, incidiendo en que cuando fue a pedirle explicaciones en un banco de la vía pública donde se encontraba reaccionó de forma agresiva. "Se me tiró como un lobo, no me esperaba la reacción de él (...) me tiré a pegarle con la pistola en el hombro y accidentalmente el arma se disparó".
El acusado, que se enfrenta a una petición fiscal de 22 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas, mantiene que se dio cuenta de lo ocurrido cuando vio la sangre, pues inicialmente pensó que su sobrino se había mareado por el golpe.
La defensa ha expuesto al jurado que tras los hechos la familia del acusado tuvo que abandonar la ciudad, pues "entraron en sus viviendas, las ocuparon y les quemaron vehículos", de modo que, aunque su intención era entregarse en el momento, no lo hizo hasta confirmar que estaban a salvo. Cuando se presentó ante la Policía se confesó autor de los hechos y ha ingresado en una cuenta judicial 10.000 euros en concepto de reparación del daño.
Por todo ello, su defensa solicita cinco años de prisión por homicidio con las atenuantes de arrebato, entrega a la Policía y confesión. Además de los 22 años de cárcel, la Fiscalía pide una indemnización de 99.000 euros por daños morales a la madre del fallecido. La acusación particular, que ejerce la progenitora, eleva su petición a 27 años de prisión y 150.000 euros de indemnización. El juicio se celebrará hasta el viernes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial.