El tiempo en: Campo de Gibraltar
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Punta Umbría

Las cartas de amor de Fernando Pessoa, rescatadas e ilustradas

?Fernando Pessoa escogió la literatura simplemente porque no podía escoger el amor?, escribe Tabucchi en el prólogo de Cartas a Ophelia, el libro que recoge el epistolario del genial poeta portugués a Ophelia, su casto amor, y que se publica ahora con las ilustraciones de otro grande, Antonio Seguí.

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
“Fernando Pessoa escogió la literatura simplemente porque no podía escoger el amor”, escribe Tabucchi en el prólogo de Cartas a Ophelia, el libro que recoge el epistolario del genial poeta portugués a Ophelia, su casto amor, y que se publica ahora con las ilustraciones de otro grande, Antonio Seguí.

Así, la editorial El Zorro Rojo ha rescatado a otro clásico para embellecerlo y ponerlo al día con las ilustraciones del artista argentino Antonio Seguí, residente en París desde 1963 y considerado uno de los mayores artistas contemporáneos.

El resultado es este bello libro, que ha estado ausente de las librerías más de 20 años y que pone de relieve otra de las caras de Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935), y eso que ya es difícil, porque Pessoa, aunque en esencia fue uno, se desdobló en cuatro.

Una conciencia poética y psíquica fragmentada que dio varios heterónimos, como Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Alvaro Campos o Bernardo Soares.

Cartas a Ophelia reúne las 48 cartas que escribió el poeta a su joven amada, el único amor que se le conoce, cuando él tenía 32 años y ella 19. Divididas en las dos etapas que ocupó esta relación sentimental. Durante 1920 y de 1929 a 1930.

Ophelia Queiroz era una mecanógrafa en las oficinas Félix, Valladas & Freitas de Lisboa, donde Pessoa se ocupaba de traducir la correspondencia comercial.

Y es Ophelia quien relata el encuentro con el poeta, algo que evoca ya en su madurez y que incluye el libro. “Un día se fue la luz en la oficina. Freitas no estaba y Osorio, el grumete, había salido a hacer unos recados.

Fernando fue a buscar una lámpara de petróleo, la encendió y la puso encima de mi mesa. Poco antes de la hora de partida, me alcanzó una notita que decía ‘Le pido que se quede’. Yo permanecí expectante. Por entonces ya había notado el amor de Fernando hacia mí; y yo, lo confieso, también le encontraba gracia...”. Y este fue el punto de partida para esta relación.

El libro también incluye una antología de poesías amorosas compuestas por el autor durante y después de la relación.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN