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Punta Umbría

Balenciaga y los procesos artísticos de su época, en una exposición en Bilbao

La exposición Balenciaga. El diseño del límite, que se inauguró ayer en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, acerca los vestidos del creador guipuzcoano a los procesos artísticos de su época a través de un montaje ?sofisticado?, que aisla a los trajes y los hace intocables.

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La exposición Balenciaga. El diseño del límite, que se inauguró ayer en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, acerca los vestidos del creador guipuzcoano a los procesos artísticos de su época a través de un montaje “sofisticado”, que aisla a los trajes y los hace intocables.

Así ha definido el director del Museo de Bellas Artes, Javier Viar, la exposición del diseñador vasco durante una conferencia de prensa de presentación de esta muestra, que ha calificado de “experimental” y que está ubicada en los espacios habitualmente no expositivos de la pinacoteca bilbaína.

Se trata de 35 piezas de alta costura, de las cuales once proceden de la colección del Gobierno vasco; 19, de la Fundación Cristóbal Balenciaga; cuatro, de una colección particular del País Vasco; y una, de una colección particular de Madrid.

Estas piezas se presentan rodeadas de aros de luz o encapsuladas en estructuras de metacrilato y están divididas en siete ámbitos temáticos: noche brillante, ave de noche, el cuerpo alojado, el milagro Balenciaga, siluetas nocturnas, mujeres flor y la novia.

Según ha destacado Viar, estas creaciones expresan "la pureza de las formas, la elementalidad", y califican a un artista "cercano a la geometría y a los movimientos espacialistas que surgieron en el París de entreguerras, en los años 40, que es la época gloriosa de Balenciaga".

"Son vestidos que rehuyen las apariencias y tienen una estructura casi metafísica", según Viar.

Cristóbal Balenciaga (Getaria, Guipúzcoa, 1895-Jávea, Alicante, 1972) era hijo de una costurera y, tras un comienzo precoz en el mundo de la moda con 13 años, se formó en París en alta costura bajo el mecenazgo de la marquesa de la Casa Torre.

En 1913 abrió su propio taller en San Sebastián, que en aquella época era uno de los lugares de veraneo preferidos por la aristocracia, y debido al éxito obtenido abrió tiendas también en Barcelona y Madrid.

En 1937 se trasladó a París, donde se convirtió a lo largo de tres décadas en un referente de la alta costura, caracterizado por la perfección del corte, las calidades de los tejidos y la innovación de cada colección, pero siempre basada en la feminidad y la elegancia.

Desde allí vistió a mujeres de la alta sociedad europea y norteamericana hasta 1968, año en que cerró todos sus salones debido al surgimiento del "pret-a-porter" (producción en serie) y a una nueva concepción del papel de la mujer.

Balenciaga, al que algunos han denominado "el Picasso de la moda", ha pasado a la historia por diseñar una nueva silueta femenina a partir de un sistema propio de proporciones estéticas, que hizo escuela y dibujó límites físicos y también sociales.

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