La escritora francesa Marguerite Duras dijo que nunca escribió una sola línea que no hubiese vivido. Ahora se reedita en castellano uno de sus libros
La escritora francesa Marguerite Duras dijo que nunca escribió una sola línea que no hubiese vivido. Ahora se reedita en castellano uno de sus libros tempranos La siesta de M. Andesmas, una joya poética, donde ya están sus obsesiones, las dependencias pasionales, la enajenación o el olvido.
Así lo valora Amelia Gamoneda, traductora de La siesta de M. Andesmas, que saldrá a la calle editado por Demipage a finales de este mes de enero, y quien conoce y ama este libro desde su adolescencia, cuando se lo regaló su padre, el poeta y premio Cervantes Antonio Gamoneda, para quien la novela es emblemática y fascinante.
“Advertí -escribió Antonio Gamoneda- cómo el libro no imitaba la realidad ni la imaginaba, sino que la creaba: el tiempo de la escritura pasaba con lentitud y facilidad, físicamente; existían silencios reales como decía el texto, estaba en curso un acontecimiento, y éste consistía en ausencia, inmovilidad, abandono. El discurso era el curso de los hechos”.