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Punta Umbría

La mesa de alcaldes repasa anécdotas de gobierno y realiza un reconocimiento al deporte

Gregorio Jiménez, Josefa Pérez, José Hernández, José Carlos Hernández y Gonzalo Rodríguez coinciden en resaltar su vocación por la vida pública

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La Mesa Redonda 'Alcaldes de Punta Umbría' que tuvo lugar ayer en el Salón de Plenos del Ayuntamiento costero reunió cinco de los siete alcaldes que han pasado por el Gobierno municipal en estos años de democracia. Todos coincidieron en resaltar su vocación, la mayoría “tardía”, por la vida pública. E hicieron un reconocimiento a la actividad deportiva en la localidad, sin olvidar innumerables anécdotas vividas en sus respectivos periodos de Gobierno.

Faltaron Guillermo Márquez Cruz (alcalde de julio de 1990 a marzo de 1991) que no pudo asistir porque se encuentra en China por motivos laborales. Y Cayetano Hernández del Campo, que fue primer edil entre 1979 y 1987, falleció el pasado año. Hacia él tuvo el moderador, Juan Cordero, un recuerdo emocionado, así como hacia el también ausente Antonio Gil Hernández: primer alcalde de Punta Umbría.

Gregorio Jiménez Vidosa (alcalde de 1987 a 1990), hizo primero un repaso histórico por la situación que vivieron las costas españolas desde el siglo XVII. Entre las historias de su etapa, resaltó que “al poco tiempo de estar alcalde”,  tuvo que bañarse en la playa “en pleno mes de marzo, con muchísimo frío, para demostrar que nuestra playa no estaba contaminada”. Aquel episodio tuvo repercusión mediática nacional. También recordó “un homenaje que Punta Umbría hizo a Pepe Caballero, al que asistieron Montesinos y Luis Rosales”. En su opinión, “fue una movida interesante y barata, que fue noticia en toda España”. Concluyó Jiménez Vidosa señalando que el futuro del pueblo “está ligado al futuro del mundo. Lo que estamos perdiendo es mucho y, antes de progresar, tendremos que recuperar lo perdido”.

Josefa Pérez López entró en 1979 como concejala en el antiguo Ayuntamiento, pero después fue alcaldesa de marzo a mayo de 1991. Como subrayó, “trabajé mucho y siempre tuve un aliciente que fue mi pueblo”. En su etapa, se dedicó de pleno “al centro de salud y al deporte”. Entonces había hasta seis grupos políticos diferentes, pero reconoce que “cada uno queríamos a Punta Umbría a nuestra manera”. Se reconoció como “una persona muy inquieta, que tuvo mucho respeto por los técnicos” y que tuvo que “contratar a psicólogos y asistentes sociales para trabajar la calle, que hacía mucha falta”. Del futuro, dijo que “lo que necesita este pueblo es llevarse bien, porque somos una gran familia y Punta Umbría es la que pierde si estamos en guerra con ella”.

José Hernández Albarracín (alcalde de 1991 a 2003), relató su entrada en política como “una anécdota”, puesto que él trabajaba en lo que hoy es Atlantic Cooper y  “no tenía ni idea de quién era Javier Barrero, ni sabía lo que era un Pleno ni cómo funcionaba el Ayuntamiento”. Confesó que “la primera vez que tuve que hablar en público en la casa de la Cultura, me quedé en blanco”. Pero, de repente, se vio de alcalde. “Era entonces un ignorante, ¡qué locura! Pero descubrí que mi auténtica vocación, aunque tardía, era la vida pública”. Por este motivo, en sus años de Alcaldía aseguró que “no tenía hora”. Lo más duro de su etapa, “el hundimiento del 'Blanca de Prieto' y la muerte de Manolo Feria”. Para concluir, adelantó que ahora pasa muchas horas en el archivo y ha descubierto “que en el acta de disolución de la comisión fundacional se pide que el 26 de abril sea festivo y que se dedique una avenida a la Independencia”.

Por su parte, José Carlos Hernández Cansino (alcalde entre 2003 y 2007), afirmó que “es mejor destacar lo que nos une y no lo que nos separa”. De su entrada en política, recordó que su padre era senador y que él siempre fue muy crítico con su profesión, “pero después eso me cayó encima”. No coincidieron en vida ambos en esta labor y, en cuanto a enfocar su vida política a Punta Umbría, señaló que “a pesar de no haber nacido aquí, elegí amar Punta Umbría y dar lo mejor de mí políticamente a este pueblo”. De hecho, dijo que “el mejor máster que yo he tenido en mi vida es ser alcalde. Y de quien más he aprendido es de la gente anónima y sencilla”. Entre las historias vividas, se acordó del día en el que inauguró la guardería Caracola, puesto que una maestra dijo que dibujaran al alcalde “y todos coincidieron en pintarme con corbata y muy bien peinado”. Por otra parte, una coincidencia le llevó a estar el 11-M en un tren hacia Madrid, para firmar un convenio en el que el Gobierno central le daba financiación para terminar las pistas de atletismo.

Por último, Gonzalo Rodríguez Nevado, alcalde desde 2003, repasó “cinco legislaturas como concejal del Ayuntamiento de Punta Umbría”. En su opinión, “todos los alcaldes estoy seguro de que trabajaron en pro de este pueblo”. Y, en ese sentido, afirmó que “hay que anteponer lo bueno a los errores”. También resaltó la labor de los concejales y concejalas de todo este tiempo, porque “el trabajo de los alcaldes pasa mucho por sus equipos”. Para Rodríguez Nevado, hoy en día un cargo público “lo que tiene que hacer es comprender la situación que está viviendo la ciudadanía”. De hecho, reconoció que “gobernar ahora es complicadísimo, pero la única fórmula para salir adelante es trabajar mucho más, a pesar de que eso ocasione que muchas veces me lleve los problemas de la gente a casa”.

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