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Ronda

Cáritas atiende a unas 145 familias anualmente

En función de los integrantes de cada unidad familiar, son asistidas alrededor de 400 personas

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  • Mariluz Fernández, de Cáritas San Cristóbal y coordinadora. -

Las Cáritas Parroquiales de Ronda comienzan 2023 tal y como terminaron 2022, con la necesidad de asistir a unas 145 familias que se traduce, en función del número de miembros de cada unidad familiar, en 400 personas atendidas anualmente.

Y esto es algo en lo que incide Mariluz Fernández, directora de Cáritas de San Cristóbal, y coordinadora de las cuatro Cáritas parroquiales -San Antonio; Espíritu Santo y Santa María La Mayor; Santa Cecilia, Padre Jesús y Socorro, y San Cristóbal y San Rafael-, en que “estamos los 365 días al año”.

Cáritas funciona con donativos de socios y de personas anónimas, con las colectas que se realizan en las parroquias, y gracias a la colaboración de colectivos como las hermandades, de ahí la necesidad de conseguir ingresos para cubrir durante todo el año las necesidades de de 145 familias, una cifra que ha aumentado tras la pandemia y tras un año de crisis. “Estamos notando que vienen más personas solas, tanto hombres como mujeres -explica Mariluz-, personas sin recursos y gente más joven que de golpe se han quedado sin trabajo”. También atienden a personas que aunque tienen un sueldo no llegan a final de mes, que no tienen casa y tienen que vivir de alquiler.

Mariluz Fernández insiste en que “los fondos no son ilimitados, depende de las Cáritas y del entorno en que están”. Primero, atienden las necesidades básicas como la alimentación, pero más adelante van detectando otras demandas como el pago de alquileres, de las facturas de la luz y el agua, desplazamientos a Málaga por diferentes cuestiones, dentistas, gafas, zapatos, electrodomésticos, “es un abanico, porque cuando hay carencias y las cosas se van deteriorando no se pueden reponer. Si se rompe una nevera o una lavadora, hace falta. En la medida que podemos lo intentamos solventar, siempre tenemos una puerta donde llamar”.

Tanto Mariluz Fernández como Mayte Ríos, también de Cáritas San Cristóbal, insisten en que en las campañas que se realizan prima la recogida de alimentos no perecederos, pero que durante el resto del año es necesario disponer de dinero en efectivo para poder atender otras necesidades, “no sólo de pan vive el hombre”, recalca Mariluz, haciendo hincapié en que “los alimentos son bien recibidos, pero que piensen que además de los no perecederos hacen  falta carnes, frutas y verduras”. “Cuando hacemos la sensibilización lo decimos, pónganse a hacer una comida, y qué es lo primero que necesitan, butano o luz para cocinar”, apuntan.

“Milagrosamente cubrimos los gastos, cuando tenemos más dinero se puede ayudar más -explica Mariluz-, y cuanto se tiene menos priorizamos a las familias con niños por su desarrollo”.

Todas las personas que colaboran con Cáritas son voluntarias, alrededor de 35, la mayoría de mediana edad. “No sé si es que no tenemos la fórmula para enganchar a los jóvenes, creo que es un trabajo difícil -señala Mayte-, a lo mejor hace falta tener una madurez que puede que la gente joven no tenga aún”.

Los voluntarios realizan una formación previa y reuniones periódicas con el sacerdote de cada Cáritas. “Cuando el voluntario no tiene formación podemos caer en el asitencialismo. Son hermanos nuestros y mañana nos podemos encontrar en la misma situación que ellos. Hay que tener una formación desde nuestras raíces cristianas. Tenemos que tener un compromiso de Iglesia y con la Iglesia”, insiste Mariluz, a lo que Mayte añade “no podemos hacer caridad vacía de contenido”.

La forma de colaborar es haciéndose socio o entregando donativos, y como voluntarios, “recordando que estamos todo el año, y las personas que tienen problemas y que no llegan a fin de mes, a veces no llegan ni a primero de mes”.

La atención de la escucha activa

La coordinadora de Cáritas insiste en que muchas veces no se ve el trabajo que realizan los voluntarios, algo que la gente está necesitando “que es la atención de la escucha, sentirse acompañado y no sentirse juzgado. Las personas vienen y expresan su dolor, su miedo, y se desahogan”.

Mayte recalca que “en la sociedad actual es más importante acompañar y escuchar que dar, que por supuesto damos lo que se puede en la medida que se tiene para responder a lo que ellos demandan, pero la primera misión de lo que es Cáritas como tal es atender al hermano. No podemos perder la perspectiva de que Cáritas es un movimiento cristiano, y partimos de que Jesús nos dijo que todos eran nuestros hermanos. Desde esa perspectiva es desde la que Cáritas intenta ayudar al que viene a pedir ayuda”.

Finalmente, ambas insisten en que  “somos un pilar de la Iglesia muy importante, la caridad es amor. La caridad de compartir, no de dar. Eso es lo que intentamos que trascienda, tanto para las personas que vienen con necesidades como para las que nos ven desde fuera”.

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