María Becerra, vecina de Parauta, lleva más de 20 años recogiendo tapones para contribuir a financiar causas solidarias. Empezó en París, donde emigró como otros muchos habitantes del Valle del Genal, y hace casi 4 años, cuando volvió a Parauta, decidió continuar con la recogida de tapones.
“Siempre me ha gustado colaborar con iniciativas solidarias, aunque también lo hago por sentirme en deuda con la sociedad desde que mi hija naciera con problemas de salud, de los que afortunadamente se recuperó gracias, en gran parte, a los profesionales que la atendieron”, indicó María Becerra, que en dos décadas ha contribuido a financiar numerosos proyectos dirigidos a personas que necesitan ayuda por uno u otro motivo.
Por otro lado, María ha resaltado tanto la colaboración de los vecinos de Parauta, que también guardan todos los tapones para entregárselos, como la implicación del Ayuntamiento de la localidad que, según ha explicado la vecina, pondrá a disposición de todo aquel que lo estime oportuno un punto de recogida de tapones en la misma Casa Consistorial.
A lo largo de más de 20 años María Becerra ha recogido miles de kilos de tapones, a lo que ha reconocido que también le ayudó su empleo de portera de un edificio en París, y piensa continuar realizando esta labor mientras pueda. Además, la vecina de Parauta ha animado a todas las personas a guardar los tapones para después entregarlos en algún punto de recogida, ya que para financiar cualquier causa benéfica es necesario hacer acopio de una gran cantidad de tapones.
El reciclaje de tapones no ha parado de crecer desde que surgieran las primeras iniciativas en España. Millones y millones de tapones reciclados han servido en los últimos años para costear infinidad de causas gracias a un trabajo de hormiga, de sumar pequeños esfuerzos y gestos solidarios que empiezan con la recogida de un tapón. Solidaridad pero también una forma de reciclaje respetuosa con el medio ambiente.
El precio de los tapones ha variado en el mercado en los últimos años entre los 200 y los 300 euros por tonelada (400.000 tapones). El tapón es un residuo que llega a la planta recicladora bastante limpio y es relativamente fácil procesarlo, ya que no precisa de una maquinaria ni una tecnología específicas. Con un proceso físico y químico los tapones se limpian, se trituran, se funden y se convierten en pequeñas granzas de plástico que se venden al peso. La mayoría de tapones son de dos tipos de plástico similares, materias primeras de la gran industria: el polietileno y el polipropileno. El primero es más ligero y se reutiliza una vez reciclado para fabricar otros envases e incluso hilo para el textil; el segundo, más duro y resistente, para fabricar una amplia gama de productos: tubos, papeleras o vallas.