Al igual que todos los días durante las últimas dos semanas, los trabajadores que cada mañana toman el camino hacia el control de la Base Naval se han encontrado a una tropa vestida de azul con pitos, pancartas y consignas, cruzando los pasos de cebra y haciendo ruido para llamar la atención sobre su situación. Los empleados de CAV Europa, concesionaria del servicio aeroportuario de la Base llaman así la atención de sus convecinos para que conozcan su situación, aunque hoy será el último día que se les vea en este punto. Al menos por ahora.
El colectivo de trabajadores ha cumplido las dos semanas de huelga anunciadas, y se manifestó el pasado día 29 de agosto buscando el apoyo de roteños y políticos, ante una empresa que, según manifiestan, "pretende hacer con nosotros lo que le de la gana". Su esfuerzo surtió efecto entre la clase política: la alcaldesa en persona les recibía y les anunciaba que pondría los medios para procurar una nueva reunión entre las partes implicadas que diese salida al conflicto. La primera edil cumplió con su palabra, pero la cosa no salió bien: la reunión se suspendía a causa de un nuevo desencuentro entre empresa y trabajadores.
En su última mañana de movilizaciones hasta nueva orden, los trabajadores se muestran con más fuerza que nunca, pero expectantes: la empresa ha demostrado que, al igual que ellos, no piensa dar su brazo a torcer, y de momento estos empleados habrán de regresar mañana al trabajo con normalidad, algunos de ellos esta misma noche para cumplir con los servicios mínimos.
Pero ha valido la pena a pesar de no haber alcanzado aún acuerdo. Según Jesús Rivera, secretario de la sección sindical de CCOO dentro del Comité, "los roteños han comprendido mejor nuestra situación, les hemos llegado, y aunque hay posturas a favor y en contra, creemos que ha valido la pena". También por parte de los americanos han encontrado comprensión. "Ellos no están acostumbrados a estas cosas, pero les hemos visto apoyarnos y entender prefectamente nuestros motivos al hacer ésto", explica Rivera.
La actitud del colectivo está clara: "si no hay acercamiento ni solución a este conflicto, tenemos que seguir adelante, no dejaremos las cosas así, a pesar del quebranto que supone en nuestro hogar y para nuestras nóminas", asegura. "Tenemos que ser perseverantes e insistir, no podemos permitir que la empresa haga lo que quiera con nosotros". Para estos trabajadores, "la empresa ha adoptado una actitud inmovilista, y cree que nos va a aburrir. Siguen tratando de socavar los ánimos con comunicados, y no cambian de postura. Mantienen las horas extras obligatorias, cambiar los cuadrantes y horarios cuando quieran,... y eso no lo podemos permitir", explica Rivera.
Otra de las consecuencias positivas ha sido la "sensibilidad" mostrada por la clase política, que ha tomado forma en la intervención mediadora del Ayuntamiento. "Ha sido muy positivo, pero queremos que los políticos entiendan que no se puede permitir a empresas de este tipo, que van a venir más con el escudo antimisiles, conviertan ésto en su patio de recreo. El pueblo de Rota debe sacar el rendimiento que se merece por tener la Base en su término municipal, y el ponerle freno y condiciones a estas empresas depende en gran parte del trabajo de los políticos", reflexiona el representante sindical del colectivo.
Ahora han de volver al trabajo, y aunque no temen represalias por parte de la empresa, el colectivo asegura que estará "vigilante y atento ante cualquier movimiento que pueda suponer un perjuicio para alguno de nuestros compañeros, porque lo denunciaremos". Hoy mismo mantendrán una reunión para decidir los pasos a dar ahora, aunque esperan que la empresa cambie de actitud, y que más pronto que tarde el conflicto termine en forma de acuerdo satisfactorio para todas las partes.
