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José Manuel Colón, esclerosis múltiple; Antonio Atienza, cáncer: hoy todavía estamos vivos

Dicen que mientras es posible la enfermedad no tiene por qué trazar el camino y el ánimo, la ilusión, los sueños hay que perseguirlos hasta el final.

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Jose Manuel Colón. Periodista y cineasta. Sufre esclerosis múltiple desde hace dos años, después de haber puesto su vida en peligro en innumerables ocasiones denunciando la práctica de la ablación a la jóvenes musulmanas; la venta de órganos de negros albinos o últimamente, los sufrimientos de los que hacen el camino a través de África para largar al Primer Mundo y encontrarse con la desilusión en la mayoría de los casos.

Ha terminado la miniserie El chófer de Ruiz Mateos y ultima otra sobre las relaciones de Camilo José Cela y Rafael Alberti, con el certero título de A diestra y siniestra.

Ya está pensando en narrar en primera persona el sufrimiento de los inmigrantes, pero esta vez en Centro y Suramérica. Dice que tiene fuerzas y ya está planificando el viaje.

Antonio Atienza, director de San Fernando Información y seguidor de todas las aventuras de Jose Manuel Colón. Tiene cáncer amígdalas a causa del tabaco desde 2020, trece años después de dejar de fumar. Ahora le han diagnosticado metástasis en nivel 4 y ha recibido ya seis ciclos de quimioterapia. Ahora comienza la inmunoterapia. No ha estado de baja laboral en los últimos 14 años ni ha abandonado ningún proyecto desde que le diagnosticaron el carcinoma amigdalar.

Los dos son partidarios de que las enfermedades graves se den a conocer para concienciar a los políticos de la necesidad de destinar fondos para la investigación por esa investigación es un bien para todo el mundo.

Lo de que “a cualquiera le puede llegar en cualquier momento”, frase típica y tópica, es una verdad como un templo y la necesidad de dar a conocer esas enfermedades que la mayor parte de las veces llevan a la muerte más pronto que tarde, es necesario también para muchos de los enfermos que no se rinden, que mantienen la esperanza, el buen humor en la medida de lo posible y el ánimo para seguir abriendo puertas, poniendo en marcha proyectos que lo mismo no terminan pero sintiendo sobre que a pesar de lo que ocurre dentro de su cuerpo, llevan las riendas de su vida.

Tal es el oscurantismo que existe que Antonio Atienza, en la consulta del médico tras el primer TAC, fue el primero en decir “tengo cáncer, ¿no? Los médicos dicen lesión por aquí y lesión por allá?

¿Tengo cáncer o no? ¿Tengo esclerosis o no?

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