La situación del tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz trajo consigo durante la pasada semana un cruce de declaraciones entre la Junta de Andalucía, a través de la consejera de Fomento, y el PP.
Por un lado, Elena Cortés aseguraba que Adif y, por ende, el Ministerio de Fomento estaban poniendo pegas para que el tren-tranvía pudiese incorporarse a la vía férrea hasta Cádiz, mientras que desde la filas populares, Antonio Sanz, indicaba que lo que sucede es que la Junta trata de echar balones fuera porque no tiene dinero para acabar el proyecto.
Mientras unos y otros se tiran los trastos a la cabeza, en las últimas semanas han salido a la luz pública dos noticias que, cuando menos, arrojan bastante inquietud en cuanto la viabilidad del tren-tranvía, no sólo ya a nivel de infraestructuras, sino también desde el punto de vista económico una vez que se ponga en marcha.
Hay dos localidades andaluzas en las que ha quedado demostrado que el tranvía urbano -y no interurbano como el de aquí- no ha dado los resultados apetecidos, es más se puede afirmar con rotundidad que ha fracasado. Son Vélez-Málaga y Jaén.
En el caso del municipio malagueño se ha conocido que el Ayuntamiento ha autorizado a Travelsa -empresa concesionaria municipal de transportes de viajeros- a alquilar las tres unidades del tranvía a una localidad australiana cercana a Sidney, puesto que el sistema tranvíario fue paralizado hace un año por el propio Consistorio debido a sus elevados costes.
El alquiler de las tres unidades, por un plazo de dos años, le significarán a la localidad malagueña un ahorro anual de algo más de 280.000 euros anuales, 200.000 por el arrendamiento y 80.000 por el mantenimiento de las unidades.
El tranvía de Vélez-Málaga sirvió para conectar el casco urbano con el núcleo costero de Torre del Mar a través de un trazado inicial de 4,7 kilómetros, que debió haberse ampliado a un nuevo tramo de 1,2 kilómetros más que, pese a estar construido, nunca llegó a ponerse en servicio. Supuso una inversión de 40 millones de euros.
En Jaén, dos años parado
Otro ejemplo claro de que el tranvía no ha cuajado se puede ver en Jaén capital, donde tras una inversión de más de 120 millones de euros lleva dos años en vía muerta. Éste, con un trazado también de 4,7 kilómetros, se construyó en un tiempo record pero quedó paralizado incluso antes de entrar en servicio. Los convoyes aguardan en las cocheras y los coches utilizan el trazado como aparcamiento.
En este caso, el problema principal radica en el conflicto directo que mantienen la Junta (gobernada por el PSOE) y el Ayuntamiento jiennense (que es del PP). El primer edil, José Enrique Fernández de Moya, presentó en su día una auditoria sobre los costes del servicio que le suponían al Ayuntamiento un desembolso de cinco millones de euros al año, de los 3,3 son propiamente de la explotación y 1,7 durante 17 años por el pago de la amortización que el Ayuntamiento tiene que pagar a la Junta por los cinco vagones.
Por lo tanto, todo apunta a que sólo un cambio de color político en el Ayuntamiento de la capital jiennense haría posible que el tranvía saliese de la cochera en la que actualmente se encuentra.