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El Loco de la salina

Un caso extraño

¿Por qué el Teatro de Las Cortes está permanentemente cerrado?

Publicado: 14/05/2018 ·
01:35
· Actualizado: 14/05/2018 · 01:35
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Y digno de estudio. El otro día me dejaron ir a escuchar una conferencia sobre la arquitectura del Teatro de Las Cortes, que ahora se llama de otra forma más pomposa e ilustre. Lo que pasa es que muchos cañaíllas nos moriremos y no vamos a aprender otra forma de decirlo más que con el nombre que mamamos: Teatro de Las Cortes. Pues bien, resultó que me encantó la conferencia de Dª Mª Jesús Albarreal Núñez. Fue amena, divertida, ilustrada y muy interesante. Yo creía que el Teatro de Las Cortes era muy importante bajo el punto de vista histórico; lo que no sabía bien es que además es un pelotazo bajo el punto de vista arquitectónico.

Por mi mente desquiciada pasaron imágenes imborrables de cuando pequeño. Era el Cine de Zambrano con sus películas del oeste en las que Gary Cooper nos enseñó a manejar el Colt 45, aunque el que teníamos era comprado en Emilio Salas. Luego fue Bingo, aunque a mí no me tocó allí ni siquiera una simple línea. Antes había sido Teatro, después sala de bailes, luego otra vez teatro…En fin, que el pobre recinto que albergó a los Diputados en 1810 había servido para casi todo, sin que nadie calibrara su valía. Escuchando a esta señora, se me encendieron las luces que aun me quedan en el cerebro. Y me pregunté muchas cosas.

¿Por qué el Teatro de Las Cortes está permanentemente cerrado? Es un caso extraño, porque cualquier pueblecito de poquitos habitantes salta y pone en la mesa lo que tiene de valor tanto histórico, como literario, como arquitectónico, aunque sea poquita cosa. Quitando las funciones programadas para primavera u otoño, el resto del año sus puertas están cerradas. Es algo inexplicable, un caso extraño. Aquello es un edificio de primer orden en toda regla, pero no de primer orden para La Isla o para Cádiz, no. Es para toda España. Si esto fuera una ciudad normal, aquí tendrían que concentrarse grupos y más grupos deseando ver la cuna donde se escribió una de las hazañas más portentosas de este país, que hoy se agarra tan a menudo a la Constitución de 1978, heredada al fin y al cabo de la que hicimos en 1812.

Sin embargo El Teatro de Las Cortes está cerrado a cal y canto. ¿Por qué? El mantenimiento no costaría tanto, pues se podría cobrar un módico precio por la entrada como se hace en todo el mundo en cualquier monumento, edificio u obra de arte. Para eso habría que ponerse en contacto con los Touroperadores y traerlos a rastras hasta la calle General Serrano. Seguro que se iban a quedar con la boquita abierta, cuando alguien les explicara el diamante que tenemos aquí escondido de puertas para adentro. Habría que hacer una propaganda en condiciones. Habría que vender la imagen de un pueblo que tuvo un papel importantísimo en aquella época, que al fin y al cabo es madre de la que ahora vivimos. Todo menos mantener esa joya de Teatro cerrada.

Bueno, me está doliendo la cabeza. Esto es una ciudad que debe pegar un vuelco radical, como los calcetines. Tenemos un pasado envidiable. Tenemos una larga historia enlazada con la Marina y con el Ejército. El Turismo podría ser una clave también, pero no hay hoteles ni ganas de construirlos. ¿Y los hoteles con encanto que se podrían hacer en La Isla, como en otros lugares (ejemplo cercano: Conil), con cartelitos: “En esta casa se hospedaron varios diputados de 1810”, “Aquí se respiró el ambiente de libertad en 1810”, “En este lugar se trabajó por la libertad de imprenta”…Nada.  Es lo que hay, pero normal no es.

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