Es para tener las carnes abiertas. Los trabajadores de la Limpieza van camino de perder los derechos adquiridos al cabo de doce años de negociaciones sindicales si el Ayuntamiento aprueba mañana el contrato que sale de la nueva plica.

El comité se va a reunir este miércoles con Ciudadanos, que tiene en sus manos la aprobación para explicarle dónde está el problema que afecta a un centenar de familias y cómo la conjugación de las condiciones técnicas y las económicas es imposible porque no queda margen de ganancia para la adjudicataria.

O mejor dicho, se puede conjugar siempre y cuando sean los trabajadores los que una vez perdido su convenio colectivo a final de año pasen a estar bajo las condiciones del convenio general del sector. Porque ese es el camino que llevan si no se negocia el convenio actual a dos, tres o cuatro años vista.

El secretario del comité de empresa, José Antonio de la Cruz, se preguntaba la semana pasada si la empresa Cespa se había leído la plica. Las empresas siempre leen pormenorizadamente las plicas.

Quien posiblemente no ha cotejado lo técnico y lo económico haya sido la mesa de contratación o si lo ha hecho ha primado lo primero porque una vez adjudicado el contrato, el conflicto pasa a la empresa y sus trabajadores.

Como se ha explicado ampliamente, la plantilla actual del servicio de Limpieza tiene dos pliegos distintos. Uno es el de Recogida de Residuos Urbanos (RSU), que afecta a la mayoría de los trabajadores y otro el de Reciclaje, que afecta a unos 30 empleados, que cobran entre un 30 ó 40 por ciento menos que los primeros.

Pues bien, cotejando la plica técnica y la económica, la única forma de que a la empresa concesionaria le salgan las cuentas es unificando a las dos plantillas al igual que están unificados los cometidos de Recogida y de Reciclaje en la nueva plica.

Eso sí, nivelando los sueldos a la baja una vez que el convenio colectivo prorrogado del que disfrutan ahora los de RSU expire a final de año. A partir de ahí se perderían todos los derechos adquiridos en estos años.

La consecuencia es el empobrecimiento de un centenar de familias, lo que augura un periodo de inestabilidad laboral porque “con el pan de nuestros hijos no juega nadie”, dijo de la Cruz.