El Juzgado de lo Penal número nueve de Sevilla ha condenado a tres años y tres meses de cárcel y a la pérdida del permiso de circulación, al varón acusado de delitos de atentado contra agente de la autoridad, contra la seguridad vial y de daños en varios vehículos; tras haber embestido con un coche que conducía a un guardia civil que le perseguía en una motocicleta oficial del Instituto Armado. El encartado, Manuel Herrera Perejón, ha reconocido los hechos, aceptando el acuerdo de conformidad alcanzado por su defensa con la Fiscalía y la acusación particular.
Así, y tras cuatro suspensiones previas desde su primer señalamiento para octubre de 2021, el asunto ha quedado zanjado mediante un acuerdo de conformidad entre todas las partes, que son la defensa del acusado, la Fiscalía y la acusación particular ejercida por el agente afectado, representado por la Asociación Unificada de la Guardia Civil AUGC).
Según la Asociación Unificada de la Guardia Civil, los hechos se remontan al 2 de marzo de 2017, cuando el acusado circulaba con un vehículo de alquiler por la autovía A-49, en el sentido hacia Huelva, cometiendo una infracción de tráfico que habría sido observada por unos agentes de la Guardia Civil de Tráfico.
Al intentar interceptar el vehículo, el acusado habría iniciado supuestamente la huida "poniendo en grave riesgo la seguridad vial de los usuarios, al realizar una conducción agresiva, a alta velocidad y con adelantamientos por izquierda y derecha, haciendo caso omiso de las ordenes de los agentes de tráfico" que le seguían, según la AUGC.
"A pesar de ser seguido por varias patrullas, logró abandonar la autovía y tras adentrarse por las calles del municipio de Benacazón, puso nuevamente en riesgo la seguridad vial de los vehículos y habitantes de este municipio circulando a muy alta velocidad y en sentido opuesto al de la marcha, con total desprecio por la vida del resto de usuarios", detalla la AUGC.
El encartado habría llegado a una calle de sentido único seguido por un motorista de la Guardia Civil y, al comprobar que la calle estaba bloqueada por "un vehículo parado" que le impedía continuar la huida, habría dado supuestamente "marcha atrás" al vehículo embistiendo así al agente motorizado que le perseguía y "arrastrándolo ocho metros".
Ante esta situación, el agente "se vio obligado a hacer uso del arma de fuego, realizando un disparo intimidatorio" que alcanzó el parabrisas posterior del vehículo, tras lo cual el presunto autor de los hechos "optó por alejarse, dándose a la fuga", siendo finalmente localizado el coche "totalmente calcinado en un olivar cercano".
A consecuencia de los hechos, el agente sufrió lesiones en un hombro que lo han mantenido alejado del servicio durante mucho tiempo y de las que aún padece secuelas, siendo intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones.
Merced al acuerdo alcanzado, Manuel Herrera Perejón ha sido condenado a tres años y tres meses de cárcel como autor de delitos de atentado a la autoridad, contra la seguridad vial por conducción temeraria, delito de lesiones y delito leve de daños. También ha sido condenado a seis años de retirada de su permiso de conducir que derivan en la pérdida del mismo, así como a una multa de 180 euros y a pagar 42,632 euros al agente afectado en materia de indemnización, más 340 euros por los daños ocasionados a la motocicleta oficial que conducía el mismo y las costas del proceso judicial.
De otro lado, ha sido absuelto del delito de incendio que inicialmente se le atribuía por la quema del vehículo con el que cometió los hechos, al reconocer el tribunal la excepción por "cosa juzgada" esgrimida por la defensa, a cuenta del contenido de las sentencias condenatorias que ya pesan sobre el inculpado.
Aunque su defensa ha solicitado la suspensión de las penas privativas de libertad, la juez ha denegado dicha petición a cuenta de la reincidencia del condenado, ya en prisión por sentencias previas u que según la AUGC, cuenta en su haber con "más de 30 detenciones por delitos de narcotráfico o extorsión", así como por "altercados y agresiones" como una perpetrada en abril de 2017 en Bilbao (Vizcaya) a un joven con motivo de un partido de fútbol entre el Real Betis y el Athletic de Bilbao.