El tiempo en: Campo de Gibraltar
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Sevilla

El adiós sin flores de Carmen Sevilla: lágrimas y recuerdos sin homenajes

Sin flores y en una soledad decidida por su hijo

Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Carmen Sevilla. -

Sin flores y en una soledad decidida por su hijo. Así ha sido el adiós a Carmen Sevilla este miércoles en el tanatorio de Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde permanecen sus restos y al que no se ha acercado nadie, cumpliendo así el deseo expreso de Augusto Algueró Junior.

Su hijo, un hombre que siempre ha querido mantener un imposible anonimato -dadas las importantes personalidades de sus padres, Carmen Sevilla y Augusto Algueró-, ha tomado una decisión difícil: despedir a su madre en la más estricta intimidad. Ni velatorio, ni amigos, ni flores, ni lágrimas, ni adioses.

Desde los anónimos seguidores de toda la vida a los personajes más importantes de este país, todos han respetado los deseos del hijo y heredero y se han guardado lágrimas y recuerdos para casa. Los homenajes, de momento, no se han convocado.

Ni la Academia de Cine ni la Unión de Actores y Actrices, ni los organismos que representan a actores y cantantes, como la Entidad de Gestión de Actores, Intérpretes y Bailarines (AISGE) o la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) se han planteado por el momento realizar ningún tipo de acto público de reconocimiento, según han dicho a EFE.

Tampoco el Ministerio de Cultura y Deportes, que se ha limitado a publicar dos mensajes en Twitter, uno del organismo y otro de su titular Miquel Iceta.

La vicepresidenta Yolanda Díaz, los alcaldes de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y Sevilla, José Luis Sanz y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Bonilla, han transmitido sus condolencias por las redes.

Su ahijada Rosario Flores, y su hermana Lolita, hijas de su gran amiga Lola Flores fueron de las primeras en reaccionar a su muerte, al igual que Raphael; igual que su amigo y compañero en el Telecupón Agustín Bravo, o la segunda bandera paracaidista BRIPAC del Ejercito de Tierra, de la que era madrina tras visitarles en el desierto de Sidi-Infi en la navidad de 1957.

Carmen Sevilla se murió ayer a los 92 años en un hospital de Madrid al que había sido trasladada este domingo desde la residencia en la que vivía desde hace casi una década tras ser diagnosticada de alzheimer.

Muchos años alejada de toda vida pública por culpa de su enfermedad en una época en la que la vorágine de las redes sociales lo cuentan todo, lo muestran todo y se ensañan con todo.

Lo inusitado de la decisión de la familia, con no ser cuestionada, ha provocado situaciones anómalas, como la reunión de una veintena de cámaras de televisión enfocando a la entrada de un cementerio sin amigos ilustres a los que preguntar por los recuerdos y anécdotas de la actriz, esos comentarios salpicados de risas y de lágrimas que ayudan a decir adiós.

Pero ella llevaba muchos años fuera de los focos. Augusto Junior siempre la mantuvo al margen de posibles cámaras que registraran la Carmen de sus últimos años, impidiendo que se alimentara al monstruo. Fue una mujer tan bella, tan querida, tan talentosa, tan madre, tan mujer enamorada. Había que proteger su recuerdo.

Longeva como su madre, Florentina Galisteo, que murió a punto de cumplir cien años, también tras sufrir la misma enfermedad, la mayoría de los amigos y compañeros que trabajaron con ella se fueron antes.

Su único hijo desvela en un escueto y sentido comunicado remitido a EFE, que su madre, católica como era, recibió la extremaunción antes de morir, un gesto que ha llenado de paz a su familia.

Sus restos no han sido expuestos ni se han podido velar en el pequeño y coqueto cementerio donde también descansa el genial director de cine Luis García Berlanga.

Carmen Sevilla, nacida el 16 de octubre de 1930 en Sevilla. Tenía solo 14 años cuando empezó su carrera como bailarina y a los 17 hizo su primera película.

Hizo más de sesenta, muchas de ellas, inolvidables, tanto por sus canciones y su gracejo, como por su pícara sonrisa y su tremenda simpatía. Era 'la fierecilla domada', la 'Carmen de España', la presentadora de "las ovejita"'.

"Ahora ha llegado el final y nos toca despedirnos de ella -ha señalado Algueró en el comunicado-. Lo haremos de una manera estrictamente íntima y familiar. Sé que vais a respetar nuestra voluntad, tal y como habéis hecho hasta el momento". Así sea. 

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN