Míriam Nogueras es diputada y portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados.Por si no caen por su nombre les daré más datos: es una señora mal encarada, de mandíbula prominente, que parece que siempre tiene un buche de líquido en la boca cuando cierra sus labios y que utiliza para hablar el catalán, aunque en algunas ocasiones (cuando le interesa que los medios de comunicación se enteren bien) habla la lengua del país dominante y explotador, o sea, el nuestro y nuestra lengua. Esta señora, que según la web del Congreso de los Diputados es emprendedora y co-propietaria de una empresa de nueva creación del sector textil, especializada en hilaturas, cursa en estos momentos un post-grado de marketing digital y comercio electrónico.Y pienso que lo hace ahora quizás porque la pobre mujer no ha tenido tiempo antes, ya que lleva viviendo de la política durante las XI, XII, XIII, XIV y XV Legislaturas. Recuerden: la XI Legislatura comenzó el 13 de enero de 2016. Vamos, que nuestra prota de esta semana lleva 9 años enganchada a la cosa pública, eso sin contar que fue concejal en el Ayuntamiento de Cardedeu, localidad que pertenece a la comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona, desde mayo de 2015. Para más datos, la susodicha no es natural de esa localidad, sino de Dosrius, también de la provincia de Barcelona.
El caso es que igual que no ha podido hasta este momento cursar su post-grado, mucho me temo que aún no le ha dado tiempo a aprender cuál es la bandera de España, esa que nos representa a todos (todos todos), y cuáles son sus colores. Quiero pensar bien, y deducir que sus desaires a nuestra bandera son, como digo, porque no lo ha aprendido o no se lo han enseñado. Será que piensa en su ignorancia que ella no debe hablar teniendo un trapo rojo y amarillo colgado de un mástil a sus espaldas. Que una diputada del Congreso de los Diputados, cual sea su signo o ideología, haga este tipo de desaires a nuestra bandera no tiene otra explicación, ni debería estar permitido, máxime si se hace en la casa de todos como es el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo.
Esta niña(ta) es tan sumamente maleducada que se permite hacer este tipo de gestos, que van no contra una bandera física sino contra todo lo que suene a español, incluidos los españoles. La última vez ha sido hace solo un par de días, cuando se ha negado a comparecer ante los medios de comunicación en una sala donde estaba nuestra bandera, como preceptivamente debe ser. Se trataba de una sala del Congreso de los Diputados. Ha preferido, por el contrario, hacerlo en el pasillo. Debería haberse quedado sola y que los periodistas presentes la abandonaran por el desaire, pero ese es otro debate.
Quizás ella no sea del todo culpable. Si en enero de 2023 la presidenta entonces del Congreso de los Diputados, la también catalana MeritxellBatet, la hubiera sancionado con una amonestación económica (recuerden: es catalana… y ya se sabe) como corresponde por apartar la bandera ante un comparecencia y no simplemente enviarle una carta (de la cual se reiría), quizás se lo hubiera pensado en esta ocasión.
De aquellos lodos, estos barros. Los de la máquina…