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Querida taberna

Gonzalo Molina

En la calle de siempre. El arte por bandera

Publicado: 21/03/2025 ·
11:00
· Actualizado: 21/03/2025 · 11:03
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Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Autor

Andi Koetxea

He publicado los libros “Huelva choquera y tabernera” (2021) y “Sevilla, la ilustre taberna” (2023), "Huelva choquera y tabernera II volumen" (2024) y "El Rompido 77. Los niños salvajes" (2024). Los bares y las tascas son la excusa perfecta para sumergirme en la antropología de la vida cotidiana

Querida taberna

Cerca del mostrador de bares y tabernas pasan cosas, y algunas muy curiosas. Este blog atrapa al vuelo esos sucedidos para que caigan en buenas manos

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En “Sevilla, la ilustre taberna” (Fénix Editora, 2023) reposan y renacen las tabernas de nuestra vida. Aun guardo muy dentro cómo se resistía esta tasca a ser devorada por el frenesí especulativo. Los puntales amarillos eran puntales de nuestro corazoncito. Aún veo a Manuel haciendo poesía con sus palabras, con sus vinos, con sus codornices… y, sobre todo, con su amable conversación, llena de ternura y buenas vibraciones.

Todavía queda un rincón maravilloso en esa misma calle Relator, ahora juntito a la plaza del Pumarejo, que se llama, nombre de postín, GONZALO MOLINA. Vaya usté e ilústrese con el buen vivir que representa visitar un lugar en el que los vecinos saben de más que están en su casa.

MANUEL ES GONZALO. GONZALO ES MANUEL.

Aunque Gonzalo se llama Manuel, realmente Manuel se llama Gonzalo. Porque Gonzalo Molina es una impronta indeleble para tantos parroquianos que hemos disfrutado y disfrutamos de la sensibilidad que derrocha el protagonista de esta historia. Una persona. Ante todo, una gran persona. Da mucha alegría venir a verle.

CAMBIA, TODO CAMBIA. PERO NO MUCHO.

Gonzalo hijo nació aquí, arriba de la taberna actual. En casa, con una partera, como antes.

Aquí es calle Relator número 94. Y allí es calle Relator número 59. Esquina con calle Parras. Toda una vida en esta calle, a caballo entre la Alameda de Hércules y la plaza del Pumarejo. ¿Se puede escuchar en Sevilla nombres con más solera?

Desde el año 44 la taberna estaba abierta con su padre, Gonzalo. Se llamaba Los Arcos. Anteriormente hubo otro dueño. Estrella, su madre, también trabajaba en la taberna. En el año 1973, tras su servicio militar, se incorporó a filas tras la barra. Murieron y Gonzalo hijo siguió con su hermana un tiempo, y después con la ayuda de los hijos, Gonzalo y Manuel. “Ahora uno está en Bilbao y el otro por aquí”. También tiene una hija, Raquel.

Como contemplo ciertos elementos decorativos, pregunto. “Mi padre sí era taurino. A mí no me va. Fue novillero, como muchos hay en Sevilla y después no han triunfao. Otros se pasan a banderilleros, a subalternos

Realmente esta taberna actual ya estuvo abierta en los años 1990 y 1991. “Entonces tuve un problema similar”. Aquí tuvo una tienda su hermana mayor y Gonzalo lo habilitó para tabernita chiquitita, por si no se solucionaba el contratiempo. “Tuve la suerte que, en aquella ocasión, la Justisia me dio la razón y me tuvieron que devolver el local y me fui de aquí. ¿Qué hise? Que lo dejé como estaba. Cuando me surgió esto último pensé ¿sigo? ¿no sigo? Totá, mi hijo se entusiasmó. Vamo a seguí, pues vamo a abrirlo. Y contentísimo, la verdad”

Este era y es, en gran medida, un barrio humilde de obreros. En el que la taberna se erige en un lugar de referencia. Donde apagar la sed, donde acallar las penas, donde compartir las alegrías.

Han desaparecido muchas casas vecinales, siendo sustituidas por pisos de otra categoría... económica. “Ahora se están viniendo a vivir otro tipo de personas. El barrio… la verdad… es que yo no lo cambiaría”. Cambia, todo cambia, nos dijo La Negra, Mercedes. Mercedes Sosa.

La gente de la Alameda se está acercando a esta zona, “a tomarse la servesita”, por lógica capacidad de irradiación. Quizá, buscando la autenticidad que en el bulevar se está perdiendo. También los empresarios de la hostelería buscan en esta zona emergente ubicaciones nuevas. “Yo lo veo bien, claro. El movimiento siempre es bonito: que haya gente por la calle, que haya vida”.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

AQUÍ O ALLÍ, GONZALO MOLINA BULLE CON LA CULTURA.

“Ayer mismo estuvieron unos pocos de flamenco”. Vienen sin avisar, cuando quieren. Se presentan y montan la jarana y el cachondeo. “Lo que pasa es que allí era un día determinado”. Se refiere a la antigua taberna. Algunas cosas han cambiado. Otras nada.

El Gonzalo Molina de allí bullía por la inquietud cultural de su regente. Mucho mucho flamenco, exposiciones de fotografía y pintura, lecturas poéticas, publicación de libros y fanzines… Poetas, novelistas, pintores, escultores, fotógrafos, actores jóvenes, cantaores, guitarristas, cantautores… También el rock ha tenido su hueco. “Se han grabado cositas”. Todos se daban cita en un lugar de magia y luz. Algunos han cogido nombre en los círculos flamencos. Unos amigos publicaban una revista, La Oveja Negra, libros de poemas. Un poco de todo porque lo que había era ganas de expresarse y comunicar.

“Por esta zona siempre ha habido muchos cantaores. El Sevillano, José de la Tomasa de aquí cerca, su madre, Pepa de Benito y su marido, Antonio, Pies de Plomo, su padre, que cantaba muy bien por soleá, El Chocolate, que no era del barrio, pero le gustaba mucho ir a la taberna con su señora. Ambiente flamenco siempre ha habido”.

“A Silvio yo lo conocía, pero tampoco tenía yo tanta amistad como la gente cree. Le admiraba mucho, me gustaba su música y reivindiqué su figura, en el sentido de que cuando murió hisimos un grandísimo homenaje en la taberna. Quité todos los cuadros y lo llenamos de fotografías de Silvio desde su nacimiento hasta su muerte”.

“En aquel entonces la gente del teatro, los músicos, los escritores… paraban mucho en casa de Paco Lira, el dueño de La Carbonería, en la taberna que tenía en Amor de Dios (antes estuvo en el campo del Sevilla y después acabó en la calle Levíes). Y allí conocí yo a Silvio. Estuvo en la taberna, la antigua, en varias ocasiones”.

EL GONZALO EN LUCHA.

Cuando llegaron los definitivos malos tiempos para la lírica del antiguo local, hubo un movimiento de apoyo vecinal, del barrio.

También de la gente de la cultura que sentía que, llevándose por delante al Gonzalo Molina, les quitaban un pedacito de corazón. Hay un vídeo histórico de Los Sentíos que nos regala lo que nunca morirá en el recuerdo.

“La gente se portó muy bien, recogiendo firmas… Se portó de puta madre. Se estuvo luchando durante mucho tiempo, pero claro, siete años de pleitos con el edificio me llevaron a que aquello se terminara. Más o menos sigo con la misma idea”.

El influjo de la vida canalla y lumpen de la Alameda llegaba también a esta zona “antiguamente, cuando yo era jovensito sí, hace cuarenta, cincuenta años”.

También le tocó vivir el proceso reivindicativo de la Casa Grande del Pumarejo (1). “Yo siempre he estado a favor. Reivindican un espacio cultural para los chavales. Había talleres, locales donde ensayaban músicos. Yo creo que eso está bien, que se debería dedicar a eso… antes que a una comisaría (y ríe con ganas). Antes que eso…”.

Un día grande, aunque con un barniz de tristeza, fue el último día de la taberna en su ubicación inicial. “Yo qué sé la cantidad de personas que había. Increíble. Yo, cuando salí, porque estaba atendiendo, no me podía creer que la gente llegaba hasta la otra punta de la calle. Gente que fue a despedirse de la taberna”.

“Yo, pa mí, que el jefe de la policía tuvo que decir que esos días no se metieran conmigo, porque estaba la calle llena, los coches aparcaos como podían… Fueron dos días tremendos. Muy bonitos”.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

GONZALO MOLINA CON TODOS LOS SENTÍOS.

No me queda más remedio que hablar en presente. Cuando vi sus puertas cerradas, y olía a despedida, un pellizco sin compasión se me agarró al estómago. Gonzalo Molina es presente. Sí, ya sabemos que los puntales presentes en toda su geografía hacían sobrevolar sobre las codornices malos augurios. Nadie temía por su propia vida, pero sí por su propio corazón, que se rompería si este rincón agreste y acogedor desaparecía.

El lugar rebosa realidad, de taberna y de bohemia. Gonzalo peleando, tanto por cada fanzine como por cada alita de pollo. Por cada recuerdo de Silvio como por cada libro de su biblioteca democrática (2).

Los Sentíos, con Edi Tachera al frente, son un grupo de rithm and blues, de música que huele a Sur salvaje. Entregaron parte de su alma negra para homenajear este santo altar de la buena conversación, del flamenco canalla, de la juerga cuando menos te lo esperas. De los guiris bien informados mezclados con los más avezados de la noche sevillana.

Mateo y Pepa los pillaron en sus últimos devaneos, con la luna loca. Unos murcianos que osaron apostar por llegar a este lugar que parece de fantasía.

Ya lo sabemos. Sigue en la calle Relator, unas casas más allá, más cerca del Pumarejo, en la acera de enfrente. Sigue siendo el Gonzalo Molina, El Bar de la Perdiz.

OPINIONES QUE SON ENTRAÑAS.

Me ha parecido oportuno triangular la evaluación. Salir del yo, mí, me, conmigo, y aprovechar los comentarios vertidos en una web al uso (Tripadvisor). He transcrito todas las que había. Sin censura.

La Taberna antigua: Fuimos el sábado por la noche. Allí estaba Manolo el dueño para atendernos. Botellines muy fríos, y unas tapas de chorizo picante y morcilla con sabor antiguo. Sitio entrañable del barrio de la macarena, con sabor antiguo. Excelente reunión con sabor añejo. Entre semana hay flamenco y se forman allí muy buenas reuniones. Sitio único en Sevilla.Excelente vino de naranja (Diego L. Sevilla, febrero de 2019).

Un bar de los de siempre: Un bar con un toque idílico, (según pone, inaugurado el 1920) una carta con más de 50 tapas caseras y unos vinos de Jerez estupendos. Un bar que, si quieres comer o picar algo, no falla con su calidad de comida y trato, y al lado de la preciosa Giralda. Recomendable la verdad (Emilio GomRi, Elche, enero de 2019).

Viaje a otra dimensión: Una esquina que no te deja indiferente. Que te trasporta a una dimensión paralela del inconsciente colectivo de aquellos bares añejos llenos de personalidad, historias y personajes, de los que ya quedan pocos. Gonzalo persiste apuntalado, cómo estandarte de lo que se está perdiendo, ofreciéndote aromas de ayer y de futuro. En éste rincón hay espacio para lo moderno y lo viejo. Puedes disfrutar de micro-exposiciones de artistas y deleitarte con los cantes y acordes de guitarras que se dan cada lunes o miércoles. Combinación perfecta: Caña de cerveza con su codorniz frita. Increíble mezcla que invita a chuparse los dedos y a plantearte pedirte otra codorniz. Taberna Gonzalo que lugar para soñar (Triglicéridos, Utrera, septiembre de 2017).

Un clásico: En el barrio se le conoce como "Las Codornices", que es su plato estrella junto a las alitas de pollo. Ambiente flamenco, y un dueño que es todo un personaje de novela por sí mismo.El local es viejo y se nota. Para lo malo y para lo bueno: es un decorado de los que ya no se encuentran (Zifra, Cádiz, abril de 2016).

Bar de toda la vida: Son muchos recuerdos en este bar, hace más de 70 años que está abierto, es un bar de los pocos que quedan del antiguo barrio de la macarena.
El bar está apuntalado. En cuanto a limpieza no está muy limpio, pero te tomas unas cervezas o vinos exquisitos. Las codornices están riquísimas!!!!Hay que ir a probarlo, por el ambiente, el bar en sí y su entorno (Victoria, Sevilla, octubre de 2016).

Bar mítico: Emblemático establecimiento sevillano. Imprescindible probar el vino de naranja y las alitas de pollo (Gonzalo, octubre de 2016).

MANUEL TIENE TABLAS.

Como casi nada es casual, Manuel tiene su pasado de tablas. Estudio Arte Dramático y compaginó su trabajo con su pasión. “Yo estuve en Tabanque, una compañía de teatro de los años 60-70. teníamos una sala de teatro estable en el Pabellón de Uruguay, donde estaba el CEU. hacíamos más salidas, pero allí estábamos toda la semana con nuestras obras (3)”.

También, como poeta, tiene su sensibilidad derramada y reflejada en el azogue de varias publicaciones. Títulos son, por ejemplo, Poemas desde una taberna, Gracias por su visita o Esos ojos que pasan. Ganó un concurso con una composición de título sugerente, El pecador.

Quizá esté en ciernes otra publicación más. Eso si consigue recuperar y recopilar su obra dispersa en casas de amigos.

En las paredes hay una foto de Los Ulen, otra con Antonio Dechent, con el que se junta todos los años para una salida de juerga. “Cuando viene mi hijo de Bilbao”.

Gonzalo Molina, el arte por bandera.

Fotos y más fotos, que ya estaban en el número 94. Tras la barra del templo hay fotos inenarrables. El grupo Tabaca en una grabación. Era la banda antecesora de Triana y estaba compuesta por Jesús de la Rosa, Eduardo Rodríguez Rodway y Emilio Souto, que fue quien se las regaló a Gonzalo. Otra foto de El Cabrero dedicada al tabernero. Una fotografía de un directo de Silvio destaca por la dedicatoria al músico Raúl Rodríguez, hijo de Martirio. "A Raúl le di una serie de fotografías que me regalaron y él me dio esta, dedicada con una frase que le dijo Silvio durante una grabación que le estaba costando mucho. Me contó que le dijo algo así como vente Raulito, que ahora vamos a cantar nosotros un poquito, pero sin trabajar, ¡eh!”. Entre marcos y cuadros destaca una instantánea en blanco y negro de El Pali de perfil siendo entrevistado por un chico atento y encorbatado. "¡Ese soy yo!", exclama Gonzalo. "Cuando estaba prestando el servicio militar, uno de los jefes me dijo si era capaz de escribir un artículo para la revista de información militar La Diana. Entonces me dieron pase de paisano y hacía las entrevistas y los artículos que me daba la gana, sobre todo relacionados con la cultura"(4).

La música es muy importante en el paraje. Ahora lo que suena es el With or without you de los U2, el Every hurts de los REM, el Blitzkrieg Bop de The Ramones. Toca eso como podría haber sido jazz, flamenco o son cubano. O, ¡por supuesto!, Silvio con arrimo. Siempre con arrimo.

Antes de marchar me fijo en la máquina antigua de café, de cobre, que luce sobre el mostrador, a la derecha. Manuel, Gonzalo, me dice que el día que él nació, el 17 de enero de 1953 su padre la apagó. Que ya estaba bien de madrugar tanto, que el dar cafés le había quitado muchas horas de sueño. Y ahí sigue, que lo mismo funcionaría aún, sesenta y nueve años después.

Me despido de Gonzalo habiendo degustado una tapita de queso y unos botellines. Codornices o alitas de pollo ahora sólo las prepara por encargo. Su cocina está físicamente limitada y ya no se puede llegar y topar con esa delicia para el paladar.

Una mujer me pregunta si esto es para un documental. Su acompañante es Juan Cuevas, que aparece en fotos de la pared con Gonzalo, compartiendo lecturas poéticas, hace 25 años en su taberna. Y, en otra, en un bar cubano de la Alameda (La Sandunguera).

Otros dos clientes me cuentan el periplo que han hecho para aparcar allende las calles y venir expresamente a este reducto de la sevillanía tabernera. No sólo eso, sino que uno es británico y el otro marroquí. Los buenos lenguajes no tienen fronteras.

Ya digo hasta pronto. De la jubilación ni hablar. Porque en Gonzalo Molina todo bulle, todo es vital.

(1) Origen: En el año 2000, ante la compra de la mitad de la Casa Palacio de Pumarejo para un Hotel de lujo y el intento de expulsión de 12 vecinas y 10 comerciantes de la Casa, se crea la Plataforma en Defensa de la misma. En esta época, el barrio estaba padeciendo una política de transformación urbanística a partir del Plan Urban (1994-1999), que eran fondos europeos para la rehabilitación de zonas degradadas. Este proyecto provocó la ruina forzada de edificios históricos, la expulsión del vecindario tradicional y la especulación.

Movilización: Esta venta del Palacio provocó una movilización de las vecinas y entidades barriales, de defensa del patrimonio, etc …, que participaban dentro de la Plataforma por la Casa del Pumarejo. La acción de ésta se centró en la defensa del edificio, de las familias y el mantenimiento de la variedad de usos. La diversidad de acciones culturales, de denuncias, jornadas, investigaciones, etc…, dio a conocer esta problemática y se consiguió que la Casa de Pumarejo fuese inscrita en el 2003 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía con la categoría de MONUMENTO. Su declaración como Bien de Interés Cultural (B.I.C.), establece la protección tanto de lo arquitectónico como de su valor etnológico bloqueando así su privatización. En el 2009, la Casa de Pumarejo se convierte en un «equipamiento público» y el Ayuntamiento compra el edificio. Siendo en el 2011 cuando la Asociación Casa de Pumarejo firma un Convenio por 15 años.

Espacios: Tras esta declaración valorizando la diversidad de usos y la necesidad de reutilizar espacios para realizar actividades e impulsar otras nuevas; el colectivo de la Casa decidió rehabilitar vecinalmente algunos espacios abandonados del edificio. Así en 2004, se abrió un espacio de encuentro y trabajo ciudadano en la planta baja del edificio llamado “Centro Vecinal”. Dicho espacio de uso y gestión comunitaria, permitió acoger y promover infinidad de actividades y actos: reuniones de asociaciones y colectivos, charlas, mesas redondas, exposiciones, talleres, cursos, encuentros vecinales, fiestas… Más tarde, con la idea de seguir revitalizando la Casa y para recibir más grupos, la Asociación decidió abrir dos dependencias: El “Bajo 5” en el año 2005 y el espacio «Rosa Moreno» en el 2009 (compartido por la Biblio-Puma y el Mercadillo Cultural Pumarejo).

Extraído de la página web pumarejo.org

(2) Los libros han triunfado. Residen actualmente en casa de sus vecinos, en la Carbonería Parras.

(3) La Fundación Universitaria San Pablo CEU, conocida como CEU (siglas de Centro de Estudios Universitarios), es una institución con la forma jurídica de fundación dedicada a la educación, fundada en el año 1933 por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).

(4) Aunque todo está a la vista y Manuel lo atesora en su memoria, acudan a la espléndida entrevista publicada en La Voz del Sur y escrita por la periodista Carmen Marchena (20 de marzo de 2021).

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