Las declaraciones del consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, sobre las Atarazanas confirman nuestros peores temores sobre el “impasse” en que ha entrado ya esta auténtica catedral civil de Sevilla, abandonada a su suerte por la Junta y sin que la ciudad pueda recuperarla ni rentabilizarla cultural y turísticamente.
La predecesora de Vázquez, Rosa Aguilar, le dejó sobre la mesa un acuerdo extrajudicial negociado durante casi un año con Adepa y listo para su firma. Vázquez incluso llegó a dar fechas para ese acto y hasta para el inicio de las obras de rehabilitación, el próximo año. Sin embargo, ha dejado pasar el plazo concedido por la Justicia para resolver amistosamente el pleito planteado por los conservacionistas y ahora trata de escudarse en La Caixa como “tercera pata” del acuerdo para dejar éste en el limbo.
El juez ya dictaminó que como la entidad financiera no se personó en la causa no tiene condición de parte interesada en el asunto, en el que sólo hay dos interlocutores (Cultura y Adepa), pese a lo cual tanto La Caixa como su arquitecto fueron informados puntualmente de cada paso dado en las negociaciones. Invocar a La Caixa es una falsa coartada del consejero para tratar de hacer borrón y cuenta nueva y mandar así a la papelera el acuerdo cuya paternidad no se puede arrogar. Vázquez quizás busca protagonismo político, pero a costa de jugar con los intereses de Sevilla.