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Sevilla

Continuamos aprendiendo del acueducto de Carmona

Un proyecto pionero en el mundo estudia la presencia de microplásticos en las aguas subterráneas del acueducto de Carmona

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Plástico en la pared.

Basura en el interior de uno de los canales, foto bajo agua.

Basura en el interior de uno de los canales, foto bajo agua.

El protocolo de estudios de microplásticos.

El protocolo de estudios de microplásticos.

El protocolo de estudios de microplásticos.

El protocolo de estudios de microplásticos.

La ciencia continúa aprendiendo del acueducto de Carmona. Un grupo de biólogos y geólogos se enfundan este viernes 12 un traje de buceo para combatir el frío del agua que fluye por los conductos que los romanos construyeron para distribuir el agua por la ciudad. Allí intentarán analizar la presencia de algo que no lleva tanto tiempo entre nosotros: el plástico. Es un proyecto pionero en el mundo. “Hay muy pocos estudios que analicen la presencia de microplásticos en las aguas subterráneas”, afirma Álvaro Luna, director de proyectos de conservación en Brutal, una de las organizaciones participantes. También van a aprovechar para estudiar la fauna.

Algunos de los elementos presentes en los históricos canales de Carmona eran poco enigmáticos, y para nada originales: pelotas de tenis, fibras pequeñas de la ropa, pinzas, microplásticos. Por decirlo de forma prosaica, “aquello era una guarrería”. El acueducto milenario “está contaminado” por el agua que le llega de los pozos ilegales. Las muestras que se tomen, una vez analizadas permitirán conocer la magnitud del problema, que tiene repercusiones para todo el ecosistema. Una vez el agua sale de los conductos “se incorpora al ciclo de la vida”. Al agua que riega los alimentos que comemos o a los mares donde viven los peces que comemos.

La originalidad del proyecto lo posiciona para tener influencia internacional: “Nos hemos ido a todos los mares del mundo a estudiar la presencia de microplásticos”, relata con sorna Luna “pero su presencia en los ríos y, sobre todo en las aguas subterráneas está muy poco investigada”. Además, apunta a la necesidad de se analicen las consecuencias que “un residuo terrestre” como el plástico está teniendo en su medio, en la tierra, en la fauna, en las aves.  

Con esta investigación Luna también intentará dar respuesta a muchas de las preguntas que se le plantearon la última vez que se adentró en las profundidades del acueducto de Carmona. Eran a finales de 2019 y, entre otras cosas, encontró restos de plásticos pegados a las paredes que llamaron su atención. Estos al combinarse con la cal quedaban sepultados para siempre. “Es un fenómeno muy extraño y poco estudiado”, afirma. Ahora van a tomar muestras para que sean analizadas por un geólogo.

En las paredes del acueducto también encontró unas arañas muy peculiares, que el equipo no ha conseguido casar con ninguna especie conocida. Por ello, se está investigando si podría ser una nueva especie, “lo cual sería muy raro ya que donde se suelen encontrar es en la selva, no junto a un pueblo”, reflexiona Luna. Asimismo, aparecieron unos crustáceos muy pequeños y otros invertebrados.

El proyecto denominado Estudio de la basuraleza en construcciones hidráulicas históricas ha sido concebido por la Asociación Hombre y Terra y se enmarca dentro del Proyecto Librea, que pretende frenar las consecuencias de la basura abandonada en los espacios naturales. Además participan las asociaciones Zingrin y Brutal y el investigador Nahum Méndez Chazarra. Está financiado por SEO Bird Life y Ecoembes. Desde el proyecto Librea justifican su preocupación por los plásticos en “su no biodegradabilidad, esto es, que se descomponen en elementos más pequeños, pero que no desaparecen y se incorporan a las cadenas hipertróficas”.

El trabajo de la Sociedad Andaluza de Expediciones Subterráneas ha sido fundamental para hacer los mapas que guiarán la expedición y descubrir nuevos espacios desconocidos en los canales del acueducto.

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