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El fracaso escolar gitano es del 64%, frente al 13% de media

El documento precisa que se entiende por fracaso escolar el porcentaje de jóvenes entre 16 y 24 años que no ha finalizado la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), es decir, que ni si quiera ha completado los estudios obligatorios

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El índice de fracaso escolar de la juventud gitana es del 64 por ciento, frente al 13 por ciento del conjunto del alumnado, es decir, 64 de cada 100 alumnos gitanos --de entre 16 y 24 años-- no concluye los estudios obligatorios lo que constituye una diferencia con respecto al alumnado general de 51 puntos, según se desprende de un estudio elaborado por Fundación Secretariado Gitano, en colaboración con UNICEF Comité Español, el Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

   El documento --que lleva por título 'El alumnado Gitano en Secundaria: un estudio comparado'-- precisa que se entiende por fracaso escolar el porcentaje de jóvenes entre 16 y 24 años que no ha finalizado la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), es decir, que ni si quiera ha completado los estudios obligatorios.

   En líneas generales, el estudio indica que el nivel educativo de la población gitana ha mejorado "progresivamente" durante las últimas décadas y destaca que la escolarización generalizada de las niñas y niños gitanos y una visión más positiva de la educación y de la escuela por parte de la comunidad gitana han posibilitado que la juventud gitana esté alcanzando "niveles de instrucción superiores a los de la generación anterior".


   En cualquier caso, alerta de que los niveles educativos de la juventud gitana se encuentran por debajo de los del conjunto de la población, con una brecha que comienza a abrirse antes incluso de la finalización de la ESO --con un 64% de jóvenes gitanos que ni siquiera logra el título de Graduado en este nivel-- y que se agranda progresivamente con el comienzo de la Educación Secundaria Postobligatoria.

   Así, respecto al índice de escolarización de los gitanos y no gitanos, el informe añade que hasta los 14 años es prácticamente igual y que es a partir de los 16 años cuando se abre la brecha. Estas diferencias en las tasas de escolarización llegan hasta los 50,4 puntos porcentuales a los 18 años. A esta edad, mientras que el 71,1% del conjunto de jóvenes estudia, en el caso de la juventud gitana el porcentaje se reduce al 20,8%.

   En cuanto a la esperanza de vida escolar, mientras que se espera que un joven de 12 años estudie hasta los 20,7 años y una chica hasta los 21,3 años; cuando se trata de un joven gitano esa esperanza de vida escolar baja hasta los 17,8 años para los chicos y hasta el 17,5 años para las chicas.

   El estudio añade que la tasa de población gitana que ni estudia ni trabaja (población entre 15 y 19 años) asciende al 43,3%, más de 30 puntos porcentuales por encima de la tasa nacional, que se sitúa en el 12,8%. Además, entre los jóvenes de entre 20 y 24 años, la brecha con respecto al indicador nacional se reduce, ya que un 48,5% de los jóvenes gitanos no recibe formación ni trabaja, mientras que para el conjunto del alumnado ese dato es del 27,4%.

ESTUDIOS EN SECUNDARIA

   El informe también analiza la trayectoria por edades de un alumno gitano en Secundaria. Así, a los 12 años, cuando la mayoría del alumnado gitano tendría que estar en primero de la ESO aún hay un 37,3% del alumnado que está en Primaria (frente al 16,1% en el conjunto de la población).

   A los 15 años, los autores del estudio observan que baja la escolarización y muchos siguen estudiando pero la mayoría en Programas de Cualificación profesional Inicial (PCPI), mientras que a los 16 años se produce "un abandono significativo" de la educación por parte de los chicos gitanos (y sobre todo de las chicas), coincidiendo con el fin de la edad legal de obligatoriedad.

   Además, de los jóvenes que siguen escolarizados a esa edad, un 43,8% todavía lo está en la ESO (siendo el porcentaje de 32,6% para el conjunto de la población). La mayor concentración de abandono se produce en el segundo curso de la ESO. A los 17 años, el 72,9% de la población gitana ha abandonado alguna vez la educación.

   Por otro lado, el documento especifica que, a los 14 años, el 68% del conjunto del alumnado está matriculado en el curso que le corresponde por edad frente al 26,5% del alumnado gitano. A los 15 años, solo el 28,4% del alumnado gitano está matriculado en el curso que le corresponde --dato que se mide en las tasas de idoneidad y de repetición-- frente a un 60% de la población en general.

   En la misma línea, indica que el 21% de los jóvenes gitanos de entre 12 y 17 años que abandona la escuela la retoma en algún momento. El tiempo que transcurre, de media, desde el momento del abandono hasta la reincorporación es, aproximadamente, de 4 años y la mayoría se reincorpora a los 20 años. Durante el tiempo que transcurre sin estudiar, las personas gitanas que abandonan sus estudios se dedican principalmente a ayudar en las tareas del hogar (29,1%), a buscar empleo (22,8%) y a trabajar en el negocio familiar (19%).

ELEVADO ABANDONO ESCOLAR

   En cuanto a la tasa de abandono escolar temprano --que mide el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que no realiza ningún tipo de formación y que tiene como máximo nivel de estudios la ESO-- el estudio fija en un 63,7% el índice de abandono escolar temprano de la juventud gitana. La principal razón que apuntan las personas encuestadas --1.600 jóvenes-- en su decisión de dejar los estudios es "por estar cansado" y "no gustar" los estudios (30%), seguido de los motivos familiares (29,5%).

   El abandono por causas familiares (ayudar en el hogar, casamiento) es mucho más relevante entre las chicas, el 42,7% frente al 14,9 de chicos, según puntualiza el documento. Para los jóvenes gitanos, no obstante, el deseo de buscar un trabajo es la causa fundamental del abandono (21,7%) mientras que en las jóvenes se reduce al 9,3%.

   Entre los motivos que influyen en la educación de la juventud gitana, el estudio hace alusión al nivel de estudios de los padres ya que, a medida que aumenta el nivel de formación de los progenitores también lo hace el de sus hijos; y vincula la pobreza y la menor formación pues en familias en situación de pobreza material severa, los hijos logran menor nivel de estudios. El documento también menciona que entre los padres sin estudios, hay menos expectativas de los hijos y constata la influencia del entorno socioeconómico y cultural en la trayectoria educativa.

RECOMENDACIONES

   Por último, el estudio realiza una serie de recomendaciones a la administración educativa, a la que pide favorecer la incorporación temprana del alumnado a la educación; poner en marcha sistemas de detección precoz de dificultades; desarrollar programas de orientación, refuerzo y apoyo educativo; eliminar centros gueto; o garantizar el acceso al material didáctico necesario, al menos en los niveles obligatorios de la enseñanza, entre otras.

   También pide a los centros educativos incorporar elementos relacionados con el fomento del conocimiento de la comunidad gitana; formar al profesorado o eliminación los espacios segregados; y pide hacer partícipe a la comunidad gitana de la situación educativa en la que se encuentran los adolescentes y jóvenes gitanos, entre otras propuestas.

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