El Papa ha asegurado este miércoles que para que un matrimonio haga las paces "no hace falta la ONU, sólo una caricia y listo" y ha arrancando los aplausos de los presentes en la Plaza de San Pedro durante la audiencia general.
Francisco ha concluido el ciclo de catequesis de los sacramentos hablando del matrimonio y la pastoral familiar y ha explicado su sencilla receta para ser felices en la vida matrimonial. "El secreto es que el amor es más grande que las peleas", ha afirmado para aconsejar a los esposos que "nunca" terminen el día "sin perdón".
Ha preguntado en varias ocasiones a las miles de personas reunidas en San Pedro que si es verdad que esposa y esposo "se pelean", al tiempo que ha reconocido que la vida matrimonial comporta "dificultades" y que algunas veces "hasta vuelan platos".
Tras este reconocimiento, ha recordado que las tres palabras "mágicas para un matrimonio" que deben repetirse siempre son "permiso, gracias y perdón". El Papa ha pedido a todos que repitieran juntos esta sencilla máxima y ha precisado que "cuando la familia reza, la relación se mantiene". Al final, ha vuelto a incidir en la importancia de la oración y de no terminar el día sin hacer las paces para hacer que un matrimonio funcione.
Durante la catequesis de este miércoles dedicada al sacramento del matrimonio, el Pontífice ha explicado que "la imagen de Dios es la alianza entre hombre y mujer". Así, ha recalcado que "cuando un hombre y una mujer celebran el sacramento del matrimonio, Dios se refleja en ellos" y que esto "es muy bello".
"El matrimonio es un icono del amor de Dios", ha agregado el Papa y ha dicho que "la Biblia es fuerte" porque "habla de una sola carne" y que precisamente ese es "el misterio del matrimonio el amor de Dios que se refleja en la pareja".
Por otro lado, el Pontífice ha recordado el noveno aniversario de la muerte de Juan Pablo II, que fallecía un dos de abril, y ha llamado a prepararse espiritualmente para su canonización el próximo 27de abril.
Además, ha hecho referencia al terremoto de la región italiana L'Aquila que sucedió el 6 de abril de 2009 y que dejó 308 muertos, 1.500 heridos y en el que unas 50.000 personas perdieron sus casas a causa de la destrucción total o parcial de miles de edificaciones incluyendo iglesias. El Papa ha recordado a las víctimas y a los que todavía hoy viven con dificultades y ha invitado a tener esperanza en la reconstrucción de las casas y las iglesias.