La sociedad celebra año tras año, en el mes de febrero, el Día Europeo por la Igualdad Salarial, el cual sigue recordando que las mujeres españolas continúan sufriendo la desigualdad. Las estadísticas se mantienen firmes respecto al pasado, destacando que las mujeres reciben un 24% menos de salario medio en comparación a los hombres. Una situación que complica la posición de la mujer en el entorno profesional, en el cual se aprecia que esta sigue por detrás de las condiciones favorables de las que disfruta el sexo opuesto.
Desigualdad salarial para la mujer
Si bien la Unión Europea determina que debe ser ilegal la desigualdad de género, esto es algo que todavía se sufre de una manera indirecta. Solo hay que comprobar estadísticas para tener constancia de ello. Por ejemplo, en España un 70% las personas que reciben un salario mínimo son, en realidad, mujeres. Así mismo, también son aquellas personas que más contratos a tiempo parcial firman, lo que les impide poder desarrollarse de una forma sólida en el mercado profesional.
Una situación complicada que se sigue intentando eliminar, puesto que las mujeres continúan sufriendo un nivel de precariedad laboral que les complica aún más su vida. Ellas son las que tienden a conciliar vida profesional y personal de una manera más habitual y disponer de contratos de tan pocas ventajas no resulta algo que les beneficie.
Otros factores a solucionar
Para las mujeres el único problema no se produce en el momento de la contratación, sino que en el desempleo también se ven afectadas por la desigualdad de su género. Ocurre, por ejemplo, con las ayudas de protección y otros beneficios en los que apoyarse al quedarse sin trabajo. Las mujeres tienen que luchar por unas condiciones que no les resultan favorables y que les impiden mantener una posición firme en la familia en los momentos más complicados. Momentos en los que la ayuda familiar para desempleadas se acaba convirtiendo en uno de los pocos recursos en lo que apoyarse.
La realidad es que todavía hoy día las mujeres tienen que trabajar más para ganar lo mismo que los hombres. Es una desigualdad que aún hace mella en la sociedad y que poco a poco debería comenzar a perder presencia. Pero se requiere una fuerza de cambio para que la mujer disfrute de las mismas condiciones laborales que los hombres y que por fin deje de encontrarse en una posición de desventaja.