El hosting es el sistema que sirve para almacenar la información de todo tipo que muestra una página web. El texto, las imágenes o los vídeos de una web están alojados en un servidor, que provee un servicio de hosting. Por eso, a la hora de plantearte disponer de una web corporativa que te permita dirigirte a clientes y usuarios, conviene saber cuáles son los tipos de hosting y cuál es el que mejor se adapta a tus requerimientos. Hay ofertas para todas las necesidades, desde hosting gratis a servidores virtuales privados.
El rango de precios es muy amplio, de modo que disponer de una página web está al alcance de todos y el gasto depende de qué características se adaptan mejor a tus necesidades. A continuación te explicamos cuáles son los principales tipos de hosting:
- Hosting dedicado: como su propio nombre indica, "dedica" un servidor (o a veces varios) al uso exclusivo de un cliente. Si contratas un hosting dedicado dispondrás de un servidor para tu uso exclusivo. No compartirás los recursos con nadie, y esto te ofrece posibilidades que en otros tipos de hosting están más restringidas: por ejemplo, puedes elegir tu sistema operativo y las aplicaciones, de modo que podrás adaptarlo a tus necesidades específicas.
En este caso, el proveedor del servicio de hosting sólo se encarga de su mantenimiento físico del equipo, como el suministro eléctrico, la ventilación, o disponer de espacio apropiado. Lo demás queda en tu mano, aunque en ocasiones cabrá la posibilidad de delegar tareas de administración de sistemas.
Las ventajas son similares a las de vivir en un chalet. Es más flexible para adaptarse a lo que necesitas, no tienes que compartir el acceso con otros y es más seguro. A cambio, es más caro, porque no se comparte el gasto de los servicios comunes con otros. Además, el mantenimiento y la configuración puede requerir de conocimientos específicos.
Por todas estas razones, el hosting dedicado conviene a grandes proyectos que necesitan de todos los recursos. Es raro que una web que empieza se vea en esa tesitura.
- Hosting compartido: el proveedor del servicio de hosting utiliza el mismo servidor para alojar varios dominios o sitios web. Los usuarios comparten los recursos del servidor: el espacio en disco, la CPU, la memoria RAM, la transferencia mensual, el ancho de banda, la IP… Como el hardware es compartido se abarata el coste para cada uno de los usuarios. Salvando las distancias, es como compartir piso o utilizar el transporte público. La mejora en la potencia de los servidores ha facilitado que esta opción se haya abaratado y popularizado, permitiendo el acceso barato a los servicios de hosting.
Sin embargo, compartir los recursos tiene sus inconvenientes: si todos los usuarios hacen uso intensivo de distintas aplicaciones en el mismo hosting de manera independiente la aparición de fallos de seguridad asociados al mantenimiento de los programas es más probable. De la misma forma, se pueden generar problemas de rendimiento asociados al uso intensivo del servidor por parte de múltiples usuarios.
Si buscas un hosting barato, no requieres de altas velocidades de carga y el volumen de usuarios simultáneos de tu web es bajo, quizá esta sea tu opción. El hosting compartido es también conveniente si no tienes conocimientos avanzados en la administración de servidores.
- Hosting virtual (VPS): el hosting VPS responde a las siglas en inglés de Virtual Private Server (servidor privado virtual). Se trata de una máquina virtual que el proveedor del servicio crea en un servidor físico, que queda dividido en varios servidores virtuales. Cada uno de ellos funcionará con su propio sistema operativo, de modo que cada cliente tendrá la posibilidad de instalar cualquier software que ese sistema operativo sea capaz de soportar.
El hosting virtual es más barato que el hosting dedicado, pero algo más caro que el hosting compartido. Al fin y al cabo, también se comparten los recursos totales de un servidor físico, aunque en este caso se crea una separación virtual que permite aislar los problemas y proporciona una mayor flexibilidad y un mejor acceso. Un servidor VPS ofrece mejor rendimiento y soporta mejor el tráfico intenso que uno compartido y permite una mayor personalización de sus características, de modo que se adaptará mejor a las necesidades específicas de cada cliente.
- Hosting en la nube: la información de tu web se distribuye entre varios servidores vinculados entre sí virtualmente. Las aplicaciones se ejecutan en una red en la nube, en lugar de en un único servidor. Esta opción tiene la ventaja de la flexibilidad: al contar con varios servidores, las necesidades puntuales de tráfico estarán siempre satisfechas porque siempre habrá servidores disponibles.
Al basarse en una red, los fallos de hardware no afectarán a tu web. Además, los servicios de hosting en la nube suelen ofrecer una tarificación por consumo. Por el contrario, deberás asegurarte que tu conexión a Internet es segura y estable, y plantearte utilizar un servidor dedicado si manejas datos confidenciales.
En todo caso, estas opciones son escalables, de modo que cuando tu sitio empiece a crecer, podrás trasladarte a otros planes de hosting que satisfagan tus nuevas necesidades.