Los menores, las redes sociales y las fugas voluntarias por “amor”, o lo que los adolescentes entienden por ese sentimiento, llevan tiempo provocando verdaderos quebraderos de cabeza tanto a las familias afectadas como a las propias fuerzas de seguridad cada vez que se denuncia una desaparición.
Los últimos datos presentados por el Ministerio del Interior el pasado mes de marzo sobre personas desaparecidas en España con motivo del Día Nacional de Personas Desaparecidas sin Causa Aparente situaban a Cádiz como la provincia con el mayor número de denuncias de menores, concretamente con 840 el año pasado, seguida muy de lejos por Granada con 352.
Un balance en el que están contempladas las cifras de las desapariciones de los menores de centros tutelados de la Junta, quienes por norma general a los tres o cuatro días suelen presentarse en la comandancia de la Guardia Civil, las de menores de familias desestructuradas o las de adolescentes que protagonizan una fuga “por amor” para vivir su historia lejos del nido familiar, especialmente si los padres están en contra por razones de edad, familia u otras cuestiones.
Así lo aseguran fuentes policiales consultadas por este periódico a la hora de conocer el protocolo de las denuncias por desaparición de menores que se presentan en Comisaría, situando en este tercer supuesto el caso de la menor jerezana de 15 años que desapareció el pasado 11 de septiembre y que el jueves se reencontró con su familia en la Comisaría de la Policía Nacional de Andújar, en Jaén. Aunque desde el 091 piden prudencia por tratarse de una menor y por la investigación que hay en curso para esclarecer las condiciones en las que ha estado la joven estos nueve días, para determinar si hubo coacción u otras circunstancias, siguen manteniendo que la de esta chica fue una “fuga voluntaria” y “por amor”. “No se marchó contra su voluntad, habló con sus padres y los llamó por teléfono, para advertirles de que se había fugado con su novio, un chico de 20 años.
Durante todo ese tiempo las familias siempre han estado en contacto, e incluso la madre del chico le decía que estuviera tranquila, que su hija estaba bien y que la iban a cuidar”, explican las mismas fuentes de la investigación, a las que les consta que la menor estuvo por varios puntos de la provincia y fuera de Cádiz hasta su llegada a Andújar. Fue allí finalmente, continúa esta misma fuente, donde ante la presión policial y mediática de los últimos días, después de que los padres de la chica hicieran público el caso y mostraran una fotografía de su hija, cuando este episodio tuvo el “final feliz” esperado, una vez que la menor llegaba en un taxi a la Comisaría de Andújar. Iba sola y en “estado de shock”, según su padre, pero se encontraba bien.
“Le comieron la cabeza”
Su progenitor insiste en que su hija ha estado “retenida” y en que “le comieron la cabeza” en las redes sociales, y relaciona esta desaparición con la presencia de una presunta red de prostitución y narcotráfico, un extremo que la Policía Nacional descarta, insistiendo, eso sí, en los peligros de las redes sociales (la chica tenía perfil en Facebook), si no se hace un uso responsable de ellas. De hecho, los expertos advierten de la obsesión con la que viven muchos menores, especialmente ellas, con las fotos que cuelgan en Instagram o Facebook para obtener los “me gusta” de los seguidores. En cualquier caso, en última instancia, una vez que concluya la investigación policial, será la Fiscalía de Menores la que tenga que dilucidar la existencia o no de responsabilidad penal por parte de la familia del joven implicado en esta historia.