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Almería

Los insectos, unos "bichitos buenos" contra las plagas

Almería es un ejemplo de sostenibilidad en sus explotaciones agrícolas

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  • Una trabajadora ténico-agrícola observa el cultivo de berenjenas en la finca ecológica de Diego Gómez, un agricultor que ha apostado por lo ecológico, -

Almería es un ejemplo de sostenibilidad en sus explotaciones agrícolas, tal y como demuestra que, de acuerdo a datos de la Junta de Andalucía, esta provincia destina actualmente el 23,6 % de su superficie agraria útil a producción ecológica, un modelo en el que juegan un papel fundamental unos insectos, los “bichitos buenos”, que combaten las plagas.

En Campohermoso, una pedanía de Níjar, tiene una finca invernada en la que se cultivan tomates cereza y berenjenas Diego Gómez, un agricultor que ha apostado por lo ecológico porque era un “reto personal”, además de una forma de “ir mejorando, siendo más respetuoso y ofreciendo un producto más saludable”.

“Son tomates y berenjenas cien por cien sanos. El ecológico tiene esa ventaja, no se lucha de una manera química, sino natural, y eso repercute en la calidad del producto”, explica a Efe este productor almeriense.

En la actualidad, su invernadero produce unos 7 kilos de berenjenas y unos 6 de tomate cereza por metro cuadrado, apunta Gómez, quien señala asimismo que este tipo de cultivos depende más de las condiciones climatológicas que la agricultura convencional.

En la berenjena, la principal plaga es el pulgón, que aquí se combate con crisopa, con Aphidius ervi (una pequeña avispilla parasitoide) y con sírfidos; mientras que al tomate 'cherry' le afectan especialmente el ácaro vasates y la polilla del tomate Tuta absoluta, conocida por prácticamente todo aquel que cultiva este producto.

Gómez ya había trabajado con extractos vegetales y otros productos biodegradables en campañas anteriores, pero en esta ocasión ha apostado más por los insectos auxiliares, cuyo resultado ha sido una “grata sorpresa” para él. Y es que considera que estos “bichitos” se conocen cada vez más y mejor en esta provincia, donde gracias al asesoramiento de los técnicos, “el futuro de Almería es bastante importante, y el aumento de calidad es imparable”.

Una labor en la que ingenieros técnicos agrícolas como Antonia Silva, de la cooperativa Santa María del Águila, es imprescindible. “Mi labor es venir y ver qué plagas tiene el agricultor y, sobre eso, recomendarle qué auxiliares debe soltar, o qué aceite o producto respetuoso con la fauna auxiliar debe utilizar”.

Destaca los resultados contra el pulgón Macrosiphum en el caso de la berenjena. Apunta que en este invernadero se han introducido crisopos, sírfidos y avispillas, y han actuado de forma natural otros insectos como mariquitas, Aphidius o Scimus.

Silva lo tiene claro: “Las ventajas son todas. Respeto al medioambiente, salud en los que trabajamos aquí y salud para los que comen estos productos”.

Y sin olvidar que este modelo “da la oportunidad” a la fauna auxiliar autóctona de entrar al invernadero para participar en esta peculiar guerra entre insectos.

La ingeniera técnica agrícola Patricia Rivas trabaja para Bioline Iberia en el departamento de I+D, en el que se desarrollan los protocolos de cada cultivo para introducir a la fauna auxiliar y mejorar el control de plagas.

Por ejemplo, en este invernadero han optado por el ácaro Amblyseius andersoni para sueltas preventivas en sobres en la zona en la que el agricultor ha visto que ha aparecido la plaga otros años. Este ácaro también se libera en material suelto sobre los focos de plagas y sus alrededores para “acotar la zona y que no avance”.

En cuanto a la Tuta absoluta, apunta que es preciso actuar en “tres niveles”: con Nesidiocoris para luchar contra huevos y las larvas “más pequeñitas”, Tricholine (avispillas) para parasitar dichos huevos y, por último, feromonas de confusión sexual para evitar su entrada y reproducción.

Advierte de que para el pulgón Macrosiphum de la berenjena es muy importante usar extractos vegetales sin materias activas perjudiciales para la salud que afectan también a estos insectos buenos. Las larvas Chrysoperla sp y la la avispa bracónida Aphidius ervi completan este ejército de diminuto tamaño.

Y todo ello propiciando que lleguen por su cuenta mariquitas y crisopos para que al final el cultivo solo se vaya regulando con esta ayuda. Algo que convierte, cada vez más, al mar de plástico de Almería en un ejemplo verde para el resto de Europa.

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