Los pasados días de lluvia obligaron a los vecinos del Campo de Gibraltar a aferrarse a un sólido paraguas que resguarde del agua, aunque el viento a veces complica evitar mojarse. Esta situación se complica más para personas mayores o minusválidos, especialmente si no pueden quedarse cerca de la entrada en entornos como el hospital de La Línea, donde es un problema desde hace tiempo y los taxistas de la localidad vienen denunciándolo.
El punto de conflicto es la entrada principal del recinto hospitalario linense. Un pasillo de unos 50 metros recorre el espacio entre el aparcamiento principal y la propia entrada del hospital en una suerte de porche donde el viento suele correr con fuerza. Esta distancia que a personas sin problemas de movilidad se hace corta, para quien usa sillas de ruedas o andadores puede convertirse en eterna, especialmente en los mencionados días de lluvia.
"Pone una señal de entrada principal, pero no se puede llegar ahí con el taxi y estos días personas mayores con andador o minusválidos se ponían chorreando", expone Domingo Carcaño, taxista de La Línea, a Viva Campo de Gibraltar. "Da hasta pena comentarlo", se lamenta amargamente. Este profesional lleva varios años denunciando esta situación, incluso presentando varias hojas de reclamación y escritos que, por el momento, no han conseguido que se corrija.
"Antes había unos pivotes, pero los quitaron y han puesto una barandilla eléctrica que solo deja entrar a los repartidores que traen la comida para la cafetería, pero no a los usuarios", denuncia Carcaño. Los taxistas consideran que se les podría habilitar el acceso cuando porten clientes con problemas de movilidad para "dejarlos bajo techo y que no se mojen".
El gremio del taxi califica de "bochornoso" que, en estos años en que Carcaño ha presentado las reclamaciones, se siga sin rectificar para que ese carril de unos 50 metros se pueda recorrer en coche. Por el momento, la única alternativa que existe es que, los propios conductores, por voluntad propia, empuñen sus propios paraguas y acompañen a los clientes hasta la zona techada para que el agua les cale lo menos posible.
"Una de las veces me llegaron a decir que, en esos casos, los dejara en urgencias y un celador los llevaría a la consulta, pero eso me lo decían a mí, ¿cómo se lo dirían al resto de linenses, si no hay ningún cartel que lo explique?", apunta el linense. "Esto es más surrealista que una película de Berlanga", protesta con escasa esperanza en que lo resuelvan a corto plazo.
