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La tribuna de Viva Sevilla

A propósito del 180 aniversario del nacimiento de Bécquer

El magnífico taxodio/ciprés calvo, protagonista fundamental del monumento esculpido por Coullaut Valera, está presionando las piezas de mármol que lo componen y se hace necesario ampliar el desarrollo del monumento para evitar los daños que pueda producir la presión del tronco.

En mis paseos por la ciudad recalé en la Glorieta dedicada al poeta Gustavo Adolfo Bécquer en el parque de María Luisa. Paseaba observando lo que ocurría a mi alrededor, sin prisas, quizás recordando hechos ocurridos en esta celebrada glorieta. Unos jardineros estaban cortando unas ramas de un ombú próximo que amenazaban caída. De pronto, al observar el monumento, me apareció algo inédito a los pies del Cupido: alguien había colocado un libro de cerámica.

Pedí permiso a los jardineros para poder acercarme a comprobar por qué y cómo estaba emplazado. Esta vez los alrededores de la glorieta estaban plantados de ciclámenes.  Estaba solo, dejado allí sin fijación alguna. Alguien ha querido completar el monumento. Recordé que siendo un monumento tan querido por todos los visitantes del parque, desde hace años está incompleto.


El magnífico taxodio/ciprés calvo,  protagonista fundamental del  monumento esculpido por Lorenzo Coullaut Valera, está presionando las piezas de mármol que lo componen y se hace necesario, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, ampliar el desarrollo del monumento para evitar los daños que pueda producir la presión del tronco engrosado.


Me acordé de los bancos de piedra que rodeaban y componían un monumento que siendo tan admirado nunca se consiguió que se restauraran. Falta asimismo el anaquel donde se guardaban los libros cuando, gracias a la iniciativa de Aníbal González, las glorietas del parque se convirtieron en bibliotecas públicas donde se facilitaban libros para que el paseante pudiera leer las obras de Gustavo Adolfo Bécquer.


Al Cupido le falta el arco que componía su figura. Algún día desapareció pero nunca más fue repuesto, al igual que sucedió con la canana y las flechas del amor herido tendido a los pies del monumento. Eran de cobre y fueron sustraídas.


Si observamos las figuras de los tres amores veremos que a una de ellas le faltan la mitad de los dedos, repuestos ya en otras ocasiones por el escultor que nombra la Comisión de  Patrimonio para poder actuar sobre el monumento incluido en el Parque de María Luisa y declarado Bien de Interés Cultural (BIC).


Consulté a los responsables de la conservación del monumento. Existe un proyecto que no contempla recuperar la totalidad de los elementos que le han sido sustraídos. Como siempre no hay presupuesto para ello, ¡ con el dinero que nos gastamos en chorradas ¡


Me fui tal como había llegado, observando, tristemente acompañado de las cenizas depositadas ante el monumento por familiares de seres queridos que nos han abandonado, pero con la esperanza de que alguien en esta ciudad sea sensible  a este histórico y prestigioso monumento,  orgullo de todos los sevillanos,  y consiga su restauración total devolviéndole su antiguo esplendor.

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